La activista cubana Daniela Rojo Varona , quien se desempeñó como coordinadora de la plataforma cívica Archipiélago, realizó este sábado una marcha hasta el monumento de José Martí en el parque del municipio Guanabacoa, en La Habana.
La acción de la activista se circunscribió al cierre de la Jornada Cívica por el Cambio, que Archipiélago había extendido hasta el 27 de noviembre para promover libertades democráticas en la isla.
La plataforma, que fue liderada por el activista y dramaturgo Yunior García hasta su sorpresiva salida a España, había convocado una marcha el pasado 15 de noviembre, pero varias de sus figuras más visibles fueron detenidos por la Seguridad del Estado o impedidas de salir de sus hogares.
Daniela Rojo señaló en una transmisión vivo en su perfil de Facebook que con su marcha también celebraba el primer aniversario del 27 N, fecha en que cientos de artistas se agruparon frente al Misterio de Cultura en La Habana para exigir el cese de la censura y libertad de expresión.
La activista había declarado tras su detención el pasado 12 de noviembre que “yo todavía no le pongo mi flor a Martí, que es de todos, no de ustedes, partida de mafiosos”.
“En Cuba hay casi 700 presos políticos, todos los ataques, han de dirigirse a quienes los mantienen allí (…) Recuerden que yo todavía no le pongo mi flor a Martí, que es de todos, no de ustedes, partida de mafiosos”, había dicho en su perfil de Facebook a pocas horas de ser liberada por la seguridad del Estado del confinamiento a que la tenían sometida desde el viernes 12 de noviembre “al más puro estilo de una película de mafiosos, un secuestro con todas las de la ley” en “una casa de las que acostumbran llamar ʽde protocoloʼ”.
“Estoy bien”, comunicó a sus seguidores y a todos los interesados en su integridad personal. “Al parecer la idea del DSE no era desaparecerme del todo sino evitar que participara en los eventos de la Jornada Cívica por el Cambio, para lo que sabían que estaba dispuesta incluso a acampar en casa de Yunior si hubiese hecho falta. Me conocen bien”, expresó en su testimonio.
“El viernes pasado, sobre las 2:00 pm me cortan el internet. Previendo, como en otras ocasiones, la visita de los compañeros, me salgo de mi casa y voy a casa de un amigo, pero como debía hacer algunas gestiones, precisamente para dejar todo preparado en casa ante una posible detención el 14, salgo a la calle. A las dos cuadras de casa de mi amigo se me parquea delante un Lada con dos oficiales vestidos de civil. Uno era Dennis, ʽel que me atiendeʼ, al otro no lo conocía, iba manejando”, describe en detalle. Le fue indicado entonces que subiera al auto, y la activista de 25 años y madre de niña y niño, pensó que se trataba de otra “entrevista”.
Cinco días estuvo Rojo Varona en la casa de la seguridad del Estado ubicada en las afueras de La Habana, incomunicada todo el tiempo con su familia y amigos, y ni siquiera “podía ni pararme en el portal, tenía un oficial velándome todo el tiempo”.
“Muchas veces cuestioné por qué yo estaba allí, por qué no estaba en una unidad de policía y si los demás miembros de Archipiélago también estaban retenidos” explicó, a lo que Dennis contestaba que ese no era mi problema, que ellos ʽlo hacían para cuidarme de que me metiera en problemasʼ, que había un audio mío en redes convocando a ir a las estaciones de policía y que si algo pasaba, entonces ya mi lugar de retención no iba a ser tan cómodo, que lo mejor que hacía era quitarme de todo eso, que pensara en mis niños, en mi papá. Que considerara irme del país, que yo era una muchacha confundida, que ellos saben que a mí no me paga nadie”, oferta esta última ya común en todos los interrogatorios que los oficiales han venido haciéndole a los opositores cubanos.
Tras agradecer a todos lo que se preocuparon por su vida, Daniela Rojo opinó tras su liberación que la entrega ayer del Habeas Corpus en su nombre a la Sala de lo Penal del Tribunal Provincial de La Habana “fue determinante”.
