Adam the Woo, uno de los vloggers de viajes más seguidos de YouTube, falleció a los 51 años dejando millones de visualizaciones y una audiencia fiel.
Adam the Woo, uno de los vloggers de viajes y cultura pop más reconocibles de YouTube, murió a los 51 años tras ser hallado sin vida en su casa de Celebration, Florida, el 22 de diciembre, según informó la Oficina del Sheriff del condado Osceola; la causa de muerte quedó “bajo investigación” a la espera de autopsia. Su nombre real era David Adam Williams y llevaba más de una década convirtiendo la carretera, los parques temáticos y las rarezas de Estados Unidos en un formato de compañía diaria para cientos de miles de personas, señala People.com. TMZ fue la primera en reportar su fallecimiento.
La marca Adam the Woo se construyó con dos pilares. Por un lado, su canal “Adamthewoo”, con videos de exploración y recorridos que le dieron una base fiel; en SocialBlade aparece con alrededor de 406 mil suscriptores y cerca de 88 millones de visualizaciones acumuladas en fechas recientes. Por otro, “The Daily Woo”, el canal donde empujó el concepto de vlog cotidiano: SocialBlade lo ubica en torno a 743 mil suscriptores y más de 324 millones de visualizaciones, una escala que explica por qué su muerte generó una oleada de mensajes de colegas y seguidores. People recogió tributos de amigos cercanos y subrayó que su última publicación en YouTube había salido apenas un día antes, un recorrido por decoraciones navideñas en Celebration, el mismo lugar donde fue encontrado.
La dimensión de Adam the Woo no estaba solo en los números (sobre ingresos, lo más verificable en abierto son estimaciones de herramientas como SocialBlade, que advierten que sus rangos son aproximados y se basan en variables publicitarias, pero no permiten concluir por sí solas “cuánto ganaba” sumando patrocinios, acuerdos, merchandising u otras vías fuera de YouTube) , sino en el tipo de audiencia: gente que lo seguía por la obsesión Disney, por la nostalgia de locaciones de cine, por la curiosidad de “carretera” y, sobre todo, por el tono de rutina compartida. Por eso su muerte no se está leyendo únicamente como la desaparición de un youtuber popular, sino como el corte abrupto de una presencia cotidiana que, para muchos, funcionaba como compañía.
