Woody Allen cumplió 90 años este domingo, instalado en el panteón del cine y, a la vez, marcado por polémicas que han atravesado su trayectoria.
Nacido en 1935 en Nueva York como Allan Stewart Konigsberg y criado en Brooklyn en el seno de una familia judía, legalizó a los 17 años el nombre con el que firmaría su obra: Heywood Allen.
Antes de la cámara, afiló su ingenio como autor de chistes en periódicos; pasó por la Universidad de Nueva York y el City College, aunque no terminó los estudios. Aun así, dejó una filmografía de medio centenar de títulos que impactó a público, crítica y Academia, con clásicos como Annie Hall (1977) y Manhattan (1979).
Desde hace tiempo sugiere un retiro motivado por la reducción de las ventanas de exhibición en salas; por ahora, Coup de Chance (2023) figura como su último largometraje. Si se confirma ese adiós, quedará un legado de “cartas de amor” a su ciudad fetiche.
En 2008 confesó por Nueva York “un amor irracional” y bromeó con el estruendo urbano como arrullo nocturno: «La ciudad está llena de caos, y el caos es, para mucha gente, placentero. Hace poco vivía en un piso en Madison Avenue y todas las noches se oían ambulancias y sirenas. Era realmente una nana».
La crítica ha leído su obra en diálogo con su figura pública. Como escribió Sam B. Girgus, «El nombre y la imagen de Allen evocaban imágenes e ideas, nociones y valores que servían de base para desarrollar sus personajes ficticios en la gran pantalla», y su perfil de «director, actor y neurótico urbano» funcionó como «un alter ego fantasmal para identificar y situar al personaje ficticio de Allen».
A esa identidad se suman títulos como Blue Jasmine (2013), Midnight in Paris(2011), Vicky Cristina Barcelona (2008), Café Society (2016) y A Rainy Day in New York (2022), además de cuatro premios Óscar.
El reverso de ese reconocimiento son las controversias que condicionaron su carrera: las acusaciones de Dylan Farrow —desestimadas sin juicio— alejaron a intérpretes y productores, y también pesó su boda en 1997 con Soon-Yi, hija adoptiva de Mia Farrow, cuando ella tenía 21 años y él 56; la pareja continúa unida.
Más recientemente, su nombre reapareció vinculado a los 20.000 correos de Jeffrey Epstein: Allen fue invitado habitual a cenas en la mansión del financista en Manhattan, a la que describió como el castillo de Drácula, “donde Lugosi tiene tres jóvenes vampiresas que atienden el lugar”.
Entre ovaciones y reproches, el autor de algunas de las comedias más influyentes del último medio siglo entra en su décima década con un legado indiscutible y discutido a partes iguales.





