Finalmente ha sido detenido Jaime Yuniel Bazán Rodríguez, señalado como el autor del feminicidio de Yusmila (también referida como Yumila) Álvarez Coll, ocurrido el pasado fin de semana en el barrio La Marina, municipio de Manzanillo, Granma.
La captura fue informada por el comunicador Niover Licea —“Nio reportando un crimen”— citando a una fuente familiar, que prometió ampliar detalles en las próximas horas. Hasta el cierre de esta nota, las autoridades no habían publicado una confirmación oficial, pero el anuncio desató una oleada de reacciones que reclama justicia y una sanción ejemplar.
Según los primeros relatos difundidos entre el 6 y el 7 de octubre de 2025, el crimen se produjo tras una discusión en la vivienda de la víctima, ubicada en Villuendas #444, entre Ana Sequera y Línea. Testimonios recogidos por activistas describen un ataque con arma blanca y la huida posterior del agresor.
La hija de la víctima, identificada en redes como Lía San Miguel, pidió entonces colaboración ciudadana para localizar al sospechoso, cuyo nombre hizo público junto a mensajes de despedida a su madre. En las horas siguientes circularon versiones contradictorias —entre ellas la posibilidad de un intento de ahorcamiento o de una entrega voluntaria— que no fueron corroboradas.
El asesinato de Álvarez Coll ocurrió en un fin de semana particularmente violento para las mujeres en Cuba. Además de este caso en Manzanillo, se reportó el crimen de Noralys (o Noralis) Estenoz en el municipio habanero de La Lisa, y al menos dos intentos de asesinato en San José de las Lajas y Cienfuegos. De confirmarse oficialmente, el conteo anual de feminicidios —que los observatorios Alas Tensas y Yo Sí Te Creo en Cuba situaban en 33 hasta el 29 de septiembre— ascendería al menos a 35.
Los vecinos y familiares describen una relación marcada por los celos, el alcohol y episodios previos de violencia. El patrón se repite: alertas publicadas en Facebook, cadenas de condolencias y rabia, y un clamor por medidas de protección efectivas que eviten que la ayuda llegue tarde. La detención del presunto agresor alivia el miedo inmediato, pero no resuelve la urgencia estructural: protocolos que funcionen, órdenes de alejamiento aplicables, respuesta policial oportuna y una red de refugios que permita a las mujeres salir del riesgo sin quedar desamparadas.
