Una familia cubana de Cienfuegos ha recibido una de las noticias más esperadas de su vida: la aprobación de su residencia en Estados Unidos. Según contaron en un mensaje enviado al periodista Mario J. Pentón, la confirmación llegó el 20 de septiembre de 2025, justo un año después de haber iniciado el trámite el 19 de septiembre de 2024.
“Quisiera que, mediante usted, le transmita a todos los que de una forma u otra siguen esperando, que tengan fe: todo tiene su momento, Dios mediante”, expresaron los cubanos, visiblemente emocionados.
Y enviaron una foto.
La residencia aprobada abarca al matrimonio y a sus dos hijas, quienes han vivido con la incertidumbre que rodea a estos procesos migratorios, pero la escena familiar tiene un sabor muy cubano: todos en el sofá, con los sobres levantados como banderitas, riéndose a carcajadas.
Hasta la más chiquita de la casa, enfundada en su pijama con Hello Kitty, sostiene el suyo como si entendiera que allí dentro hay algo grande. Y uno no puede dejar de soltar la frase que tanto repetimos en la isla cuando reparten algo: “¡hasta el gato cogió!”.
La postal, con la niña en el centro de la celebración, parece un chiste gráfico: los adultos felices por la residencia, la hija mayor compartiendo el júbilo, y la pequeña —quizás sin comprender del todo— posando con la seriedad de quien sabe que su sobre también cuenta. Solo faltó que Hello Kitty, desde la camiseta, levantara una patica para completar la coreografía del triunfo.
El mensaje, publicado en la página de Pentón, se convirtió en un espacio de celebración colectiva. Decenas de usuarios, muchos de ellos también cubanos a la espera de una resolución en sus casos, dejaron felicitaciones y mensajes de esperanza.
“Bendiciones para esa linda familia”, escribió una lectora; “Dios va dando a todos en su momento”, comentó otra, mientras algunos recordaban que aún siguen en la lista y que la fe es lo único que los mantiene firmes.
El periodista, natural también de Cienfuegos, respondió con afecto: “Un abrazo para mis cienfuegueros”, reforzando así ese lazo de comunidad que caracteriza a la diáspora cubana.
El testimonio de esta familia no solo refleja la alegría del desenlace positivo, sino también la espera angustiosa que atraviesan miles de cubanos que han aplicado a programas de reunificación, parole humanitario u otras vías legales para establecerse legalmente en los Estados Unidos. Los tiempos de espera, la incertidumbre sobre los documentos, y el impacto emocional que supone tener el futuro en pausa, han marcado a muchas familias que buscan nuevas oportunidades fuera de la isla.
En redes sociales, las reacciones muestran cómo cada caso aprobado genera esperanza entre quienes siguen aguardando. “No me ha llegado la mía, pero mientras tanto disfruto la de los demás”, escribió una mujer que también espera respuesta. La empatía se convierte así en una fuerza colectiva que sostiene a quienes aún no han recibido la llamada anhelada.
El proceso migratorio de los cubanos hacia Estados Unidos ha sido particularmente intenso en los últimos años, impulsado por la crisis económica, social y política que atraviesa la isla. En este contexto, cada aprobación de residencia se convierte en un símbolo de alivio, de seguridad y de futuro posible, no solo para los beneficiarios directos, sino también para una comunidad entera que vive pendiente de estas noticias.
Esta familia cienfueguera celebra hoy un triunfo que, aunque personal, se comparte como propio entre todos los que sueñan con un desenlace similar. La esperanza, como repiten muchos en los comentarios, sigue siendo el motor que empuja a la diáspora cubana en su largo camino hacia la estabilidad.
