Cubadebate, con frecuencia presentado como vocero del periodismo oficialista más serio en la Isla, resucitó un rumor que circuló hace una década y lo trató como si fuera una noticia reciente, en un hecho que constituye el más reciente dislate de este «medio» que alguna vez contó con periodistas mucho más serios y preparados, pero que ya hoy forman parte del recuerdo.
El portal, dirigido por el entusiasta Randy Alonso desde su fundación, publicó una nota titulada “Encuentran 600 millones en efectivo enterrados en finca antioqueña: Presunto tesoro de Pablo Escobar”, dando a entender que el hallazgo acababa de ocurrir. Sin embargo, el supuesto descubrimiento se remonta a 2015, cuando un agricultor colombiano afirmó haber encontrado esa suma enterrada en su finca —algo que nunca fue verificado por las autoridades y que fue desmentido con el tiempo.
La historia fue, en realidad, reciclada. Además, se trata de una vieja leyenda viral, alimentada por el mito del narco Pablo Escobar, que ha sido retomada en medios como Infobae, que esta semana publicó un artículo destacando que se trata de una polémica historia nacida de rumores sin sustento. Otros portales como La Nación también advirtieron que la versión ha resurgido como parte de las narrativas sensacionalistas que gustan de revivir “tesoros ocultos” del crimen organizado.
Lo propio hizo Cubadebate, sin aclarar que se trataba de un informe antiguo, sin aportar nueva evidencia ni actualización. Simplemente algún redactor encontró la noticia en la web, se creyó que todo lo que estaba en Internet era cierto, se olvidó contrastar con fuentes serias, y le mandó la vara, como se dice en buen cubano.
Eso bastó para que varios usuarios en redes sociales se lo señalaran. El periodista y académico cubano José Raúl Gallego lo resumió con sorna desde Facebook: “Cubadebate publica hoy esto como si fuera actual, refrito y sin citar a Antena 3. Lo único que cambia es el lugar y que ahora mencionan al gobierno de Gustavo Petro. Así va el ‘periodismo revolucionario’, de pifia en pifia y de mentira en mentira”.
La réplica del portal fue inmediata: tras la crítica pública, la nota desapareció. Varios usuarios confirmaron que el enlace dejó de funcionar poco después de ser compartido por Gallego. Este “borrado” podría interpretarse como una reacción apresurada para limpiar una equivocación editorial, pero también pone en evidencia un problema persistente: la circulación de informaciones sin verificación y la tendencia de medios estatales a resaltar contenidos llamativos, aunque no sean modernos ni comprobados.
La eliminación del artículo, más que redimir el error, dejó claro que una vez más, el afán de impactar prima sobre la precisión periodística.
