Tras varios días de incertidumbre, Seidy La Niña reapareció este martes con un mensaje claro y directo: ya está en casa, recuperándose, y más consciente que nunca de la importancia de cuidar el cuerpo. La cantante cubana, conocida por su energía arrolladora y su lengua sin filtro, se dirigió a sus seguidores con un video en Instagram donde agradeció el apoyo y aprovechó para compartir una reflexión que bien podría aplicarse a cualquiera en estos tiempos de agobio y carreras sin freno.
“Ayer me dieron el alta del hospital. Más que todo, esto es un mensaje para escuchar nuestro cuerpo”, dijo la artista, con rostro sereno pero visiblemente agotada. No era la misma Seidy de siempre, desbordante y fiestera, pero sí una mujer que hablaba desde la experiencia reciente de un susto que puso en pausa su vida.
La intérprete confesó que suele exigirse en exceso. Como muchas personas que viven del arte, la presión por mantenerse vigente, producir contenido y cumplir con compromisos la empuja a ignorar las señales del cuerpo. “Soy de las personas que trabaja, trabaja, trabaja y cuando se sienten mal o sienten algo, se toman una pastilla y siguen. Y el cuerpo se apagó. Fue una de las cosas que me pasó”, reconoció con franqueza.
Ese “apagón” al que se refiere Seidy se hizo público el pasado 4 de agosto, cuando compartió una imagen desde una cama de hospital, sin dar mayores detalles sobre su estado. Lo que sí dejó claro fue que julio había sido un mes especialmente duro para ella. En esa misma fecha, pero 11 años atrás, estuvo al borde de la muerte a raíz de un accidente grave que aún marca su historia personal.
En esta ocasión, la preocupación volvió a encenderse entre sus seguidores, quienes no dudaron en manifestar su cariño en los comentarios. “Desde que supe que estabas en el hospital, pedí mucho a mi viejo San Lázaro por ti… cuídate mucho, mi santa”, escribió una fan, reflejando ese vínculo íntimo y espiritual que Seidy mantiene con su comunidad.
Al cierre del video, y fiel a su estilo despreocupado pero afilado, soltó una de sus frases de batalla: “Ah, y bicho malo nunca muere”. Con eso, no solo despejó dudas sobre su estado de salud, sino que también reafirmó su identidad: una mujer fuerte, resiliente, que se cae pero se levanta con más fuerza.
