El comunicador cubano exiliado José Luis Tan Estrada, de 28 años, ha denunciado en redes sociales que la Seguridad del Estado de Cuba ha intimidado y presionado a “varios viejitos” en Camagüey a quienes él les brindaba ayuda humanitaria.
Entre esos perseguidos por la Seguridad del Estado en Cuba, específicamente en Camagüey, están – o pudieran estar – algunos de los muchos ancianos deambulantes a los que el joven, un día, de manera voluntaria, salió a la calle a obsequiarles de manera gratuita abrigos para que pudieran resistir el frío (ver foto de portada).
Ahora, a través de un reciente post en Facebook, Tan Estrada relató que agentes del régimen visitaron a estos adultos mayores para interrogarlos sobre los recursos que recibían de su parte. Este dinero, aclaró, procedía de donaciones de cubanos dentro y fuera de la isla, «que se quitan lo poquito que tienen para ayudar a los demás» —una muestra de amor, empatía y solidaridad que, a su juicio, el Estado no comprende.
El periodista, quien fue obligado al exilio en diciembre del año pasado por continuas amenazas, detenciones y vigilancia, expresa su orgullo por esos “viejitos”, quienes, pese al miedo, les dijeron a los represores la verdad sin reservarse nada.
Tan Estrada calificó de indignante que un sistema al que dedicaron su vida ahora los ignore, maltrate y abandone. También reafirmó su compromiso de continuar brindando asistencia a las personas más vulnerables.
Este episodio se añade al historial de hostigamiento que lo obligó a salir de Cuba. Autoridades lo intimidaron en el aeropuerto, advirtiéndole de “graves consecuencias” si regresaba, según señaló el propio Tan a Martinoticias, en la primera entrevista que concedió tras salir de la isla.
El joven relató que, como profesor de la Universidad de Camagüey, fue despedido por sus posiciones críticas al gobierno y posteriormente, ya desvinculado de la docencia, fue detenido repetidamente, entre otras instancias, en la sede de Villa Marista, y enfrentó cargos como “mercenarismo” y “propaganda enemiga”, además de multas importantes.
En mayo de 2025, Tan Estrada llegó finalmente a México luego de una peligrosa travesía que incluyó cruzar la selva del Darién y recorrer diez países por tierra, una ruta que, según él, le costó perder 20 libras de peso y una notable pérdida de energía física pero le otorgó “más ganas y vitalidad para luchar por una Cuba libre”. Desde su llegada, ha continuado su labor periodística y activista, denunciando las violaciones a los derechos humanos en Cuba y apoyando a los presos políticos y sectores marginados.
Su caso evidencia un patrón sistemático de represión estatal que no solo busca silenciar su voz, sino también aislar cualquier forma de apoyo comunitario liderado por personas independientes. La intimidación se extiende hacia quienes reciben la ayuda, como ha ocurrido con los adultos mayores en Camagüey, quienes ahora viven bajo presión sistemática por un acto de solidaridad.
La comunidad y quienes lo siguen en redes sociales han respondido con indignación y apoyo, calificado la acción gubernamental como “miserable”, “represora” e incluso criminal. En palabras de una seguidora: “Son unos miserables” o “Asquerosos esbirros”, retratando el sentimiento de rechazo hacia un Estado que persigue a quienes ayudan .
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