Un padre cubano y su bebé de diez meses, a quien ha estado criando solo en el municipio de Venezuela, en Ciego de Ávila, recibieron este jueves una casa comprada con lo que han donado muchos coterráneos dentro y fuera de la isla.
El joven Benito y su hijo, al que llamó Benito Alejandro y vino al mundo con solo 29.2 semanas, o lo que es lo mismo, es un “sietemesino” que pesó poco más de dos libras al nacer, vivían en condiciones precarias, según confirmó el activista Guillermo Rodríguez Sánchez.
A cargo de la recaudación de fondos que comenzó hace solo dos semanas, Rodríguez Sánchez, también periodista, hizo entrega de la vivienda, cuya propiedad fue puesta a nombre del niño y la cual el padre recibió entre lágrimas.
Al dar a conocer el caso, Rodríguez Sánchez precisó que al nacer el bebé presentó varias complicaciones respiratorias que pusieron en peligro su vida, y que posteriormente ha requerido múltiples ingresos hospitalarios debido al polvo y la humedad del ambiente “inahibitable” en el que vivía.
También trascendió que la madre del niño, de apenas 16 años de edad, está ausente del hogar “por enfermedad”. A mediados de este mes la adolescente estaba ingresada en estado crítico en la UCI pediátrica del Hospital “Antonio Luaces Iraola”.
Un enfermera cercana a la familia confirmó que Benito es un padre “totalmente dedicado a su niño”.
“Este hombre es un tremendo tronco de papá y si ese nene aún vive es gracias a su derroche de amor en medio de su precario panorama. Me rompió una y otra vez que no me pedía nada, un tímido ‘lo que me consigas está bien’, salía de su boca tan bajito que apenas se entendía”, comentó Rodríguez Sánchez tras conocer a Benito, un “tipo bonachón” con “cero vicios”.
“No puede trabajar evidentemente, pero si le dan chance sale y chapea o carga piedras cerquita mientras su bebé duerme”, contó sobre la forma en que este joven ha logrado sacar adelante a su hijo en el último año.
“He visto lugares para animales con más confort”, dijo con tristeza sobre el lugar en que residían padre e hijo hasta ahora.
Sin embargo, la solidaridad de muchos cubanos, no pocos de ellos desde fuera de la isla, ha logrado cambiar “este tétrico cuadro surrealista existencial”.
Además de la casa, adquirida por un valor de 1 millón 190 mil pesos cubanos, Benito y su hijo han recibido alimentos, medicamentos, ropa, muebles, electrodomésticos y algo de dinero para rehacer su vida.
