La peor temporada para el turismo en Cuba desde hace 17 años fue el el pasado 2024. De acuerdo a la agencia española EFE la isla recibió una cifra 2,2 millones de viajeros internacionales, un 9, 6 menos que el año previo y el peor número desde 2018, sin contar los años de la pandemia de Covid 19.
«El número es muy inferior al objetivo inicial del Gobierno del país (quien tiene el control el sector turístico) de 3,2 millones viajeros internacionales, que posteriormente se rebajó a 2,7 millones» dijo EFE.
La Oficina Nacional de Estadísticas indicó que el primer mercado emisor de turistas fue Canadá, con 860.877 personas, seguido por Rusia (185.816), Estados Unidos (142.450), Alemania (65.487), España (65.054) y México (62.839).
Entre estos países Rusia y México registraron un mínimo incremento de visitantes con relación a 2023. El resto acabaron con descensos, algunos notables como las caídas del 27,1 % de España y del 15,9 % de Italia.
EFE resaltó que disminuyeron en un 17,8 % las visitas de cubanos que viven en el exterior.
La agencia española explicó que «la debilidad del sector del turismo de Cuba, durante años motor económico de la isla, está relacionada, entre otros factores, con la grave crisis económica y energética que sufre el país y con las sanciones estadounidenses (Washington no concede visados rápidos ESTA a viajeros que hayan visitado Cuba en los diez años previos)».
Esta sostenida contracción del turismo en Cuba, que se ha mantenido durante los últimos años, tiene lugar en un contexto social y económico muy paradójico que no ha pasado desapercibido por el pueblo de la isla. Mientras el turismo no alcanza ni por asomo los pronósticos del gobierno las autoridades no dejan de construir hoteles a precios desorbitantes mientras descuidan otros sectores fundamentales como son la educación y la salud.
De acuerdo a las propias cifras oficiales los recursos destinados al mercado del turismo son por mucho mayores que los dedicados a los sectores antes mencionados, lo que se pone en evidencia en el deterioro de los centros hospitalarios, la falta de medicinas y la disminución considerable en la calidad de una educación que había sido uno de los estandartes del sistema cubano.
Eso ha provocado que miles de médicos abandonen su profesión para trabajar en el aún incipiente sector privado o se marchen del país, una situación que también incluye a los profesores de diversos escalas de enseñanza.
