En un gesto que combinó dignidad con carácter, Eduardo Antonio, el carismático y a veces polémico Divo de Placetas, no se quedó callado ante un ataque cargado de desprecio que recibió en sus redes sociales. El reconocido artista cubano, figura emblemática tanto en la televisión como en la música de nuestra comunidad, fue blanco de un comentario despectivo en su perfil de Facebook, donde una internauta le espetó: “Ay asqueroso desaparece, debían deportarte”.
Pero lejos de responder con insultos o evadir la provocación, Eduardo Antonio eligió el camino de la exposición pública y la firmeza. En una publicación donde mostró la captura del mensaje ofensivo -acompañada de fotos del perfil de la mujer que lo escribió- el cantante defendió su derecho a estar en Estados Unidos y, más aún, su dignidad como artista y como ser humano.
“Señora, voy a empezar diciéndole que yo a usted nunca le he hecho nada en la vida”, escribió, aclarando que no piensa permitir que lo atropellen. “Lo que yo hago es dar entretenimiento por mi carrera y soy excelente ser humano”, añadió, dejando entrever que, más allá de la fama, hay una persona que siente y que no es ajena al dolor que generan ciertas palabras.
El término “deportación”, especialmente en tiempos donde tantos cubanos enfrentan procesos migratorios inciertos, cargó de peso simbólico la ofensa. Eduardo no dejó pasar ese detalle y subrayó: “En estos tiempos, la palabra deportación es demasiado delicada porque muchos estamos sufriendo por la situación de los inmigrantes”. Con esa frase, se dirigió no solo a su agresora, sino a miles de cubanos en la diáspora que han visto cómo su estatus legal puede marcar la diferencia entre la esperanza y el exilio forzado.
El Divo también aprovechó para recordar que su llegada a Estados Unidos no fue casual ni clandestina: “Gracias a mi talento, el que hoy molesta, llegué a este país en avión en primera clase y a grabar una telenovela hace muchos años. Legal siempre he estado”. No fue una vanagloria vacía, sino una reafirmación de su trayectoria, como quien ha construido su carrera sin necesidad de pisotear a otros.
La respuesta del artista no solo acalló a la ofensora, sino que desató una ola de apoyo entre sus seguidores. Muchos aplaudieron su compostura, su defensa del orgullo cubano y su valentía al enfrentar públicamente un discurso de odio. “Cuánta fineza la tuya. Hasta para responder ante tanto odio. Te queremos”; “No hagas del problema, tu problema. Tú eres luz”, le escribieron.
Este episodio revela un fenómeno común que muchos rostros públicos enfrentan en redes sociales: la facilidad con que se lanza el odio gratuito, sobre todo cuando se mezcla con tensiones migratorias y prejuicios que aún persisten dentro de nuestras propias comunidades.
Pero también demuestra que, en medio del bullicio digital, hay voces como la de Eduardo Antonio que saben poner límites sin perder la clase. En un mundo donde el insulto fácil abunda, su respuesta fue una lección de temple, identidad y orgullo.