Como uno de los últimos ejemplos del surrealismo cubano tenemos por estas horas, el periodista guantanamero Miguel Reyes, a través de sus redes sociales publicó un anuncio que evidencia a las claras lo mal que la está pasando el periodismo en Cuba y específicamente el Telecentro Solvisión.
Vaya, ¡si hasta parece sacado de una escena de una película de ficción!
El periodista, quien tiene 66 mil seguidores en su red social de Facebook publicó al estilo de Opina o Revolico – que las generaciones varían y hace 40 años Revolico no existía, y la gente de ahora ni siquiera conoce que existía en la isla una revista de clasificados llamada Opina – un post en el que pedía la colaboración de sus seguidores a favor del telecentro guantanamero.
Según quedó recogido en su post, el telecentro Solvisión necesita que, «quienes tengan tonel (sic) de impresora # 283A o 278A, que puedan cambiarlo por uno 280A y otro 436A, o colaborar con el canal,» se acerquen «a la dirección del medio de prensa, ubicado en Calle 13 Norte, Reparto Caribe, Guantánamo», a fin de hacer efectivo el trueque.
«También pueden escribirnos por interno o llamar 21-381011/1001/1021. ¡Gracias!,» escribió Miguel.
Más allá de las lógicas escaseces en Cuba, resulta «novedoso» que un medio de comunicación oficial utilice sus canales para advertir a sus seguidores de algo que evidentemente califica como un clasificado.
La situación mencionada subraya una realidad inusual y posiblemente reveladora en Cuba. Demuestra un enfoque pragmático y poco convencional por parte de un medio oficial – aunque en este caso se trata del periodista «imagen» del medio y no del medio en sí – para resolver problemas prácticos, recurriendo a la comunidad en línea para la asistencia directa.
La realidad es que no es para nada común que un periodista oficialista hable a nombre de un medio del estado para revelar sus carencias; un acto que puede interpretarse como un intento de ser transparentes acerca de las limitaciones que enfrentan, y que evidentemente constituye un indicativo de la escasez de recursos y dificultades que enfrentan incluso las entidades oficiales en Cuba para obtener suministros básicos, un fenómeno exacerbado por la crisis económica y las limitantes internas.





