El contraste se vuelve más áspero cuando se amplía el foco. La eliminación de USAID no solo cambió un organigrama; desactivó programas que durante décadas sostuvieron vacunaciones, controlaron brotes y financiaron redes comunitarias.
La isla, mientras tanto, trata de recomponerse con sus propias fuerzas. Defensa Civil movilizó evacuaciones masivas y brigadas de reparación eléctrica, pero el deterioro previo de la infraestructura complica una recuperación rápida. En un Caribe que intenta reponerse de un evento extremo, Melissa deja al descubierto no solo casas destruidas y puentes caídos, sino relaciones bilaterales rotas en el peor momento para miles de familias.
EE.UU. cierra la USAID tras décadas de operaciones. Marco Rubio anuncia el fin de la agencia por ineficiencia y apuesta por un nuevo modelo de ayuda exterior.
A medida que el debate continúa, las organizaciones afectadas buscan alternativas para mantener sus operaciones. Sin embargo, con la mayoría de los contratos ya cancelados y el personal reducido, el futuro de estos programas sigue siendo incierto.
Con una serie de demandas en curso y una creciente presión política, el futuro de USAID, el Tesoro y otras instituciones públicas está en juego. Lo que está en discusión no es solo la eficiencia del gasto gubernamental, sino la naturaleza misma de la democracia en Estados Unidos y los riesgos de conceder poderes sin precedentes a una figura como Elon Musk.
La posible disolución de USAID podría tener implicaciones significativas para la política exterior de Estados Unidos y su papel en la asistencia humanitaria global. USAID ha sido una herramienta clave en la promoción de la salud, la educación y el desarrollo económico en países en desarrollo, y su eliminación podría afectar la influencia y la imagen de Estados Unidos en el extranjero.