Los casos de estos cubanos reflejan las dificultades que enfrentan muchos migrantes mayores sin redes de apoyo, atrapados en un ciclo de pobreza y precariedad que los empuja al límite.
La crisis económica persistente en Cuba, agravada por una severa escasez de alimentos, ha exacerbado este problema social, complicando aún más los esfuerzos para proporcionar soluciones efectivas.