En Cienfuegos, Camagüey y otras provincias, la muerte ya no es solo un rito; es un pasillo saturado, un nicho compartido, un silencio oficial que pesa más que el mosquito que la trae. La cuenta avanza, y mientras tanto, nombres se suman a la lista sin que haya explicación oficial, solo fosas abiertas.
El resultado es doblemente dañino. Para las familias, deja la sensación de que la muerte “no cuenta” y niega el derecho a una explicación completa. Para el sistema, impide ver a tiempo dónde están los focos y cuántas vidas está cobrando la circulación de virus transmitidos por mosquitos u otros agentes.
Según los mensajes difundidos por vecinos y familiares, el menor —alumno de 8vo grado— se descompensó en horario de clases, presentó convulsiones y fue trasladado de urgencia al policlínico Andrés Ortiz, donde sufrió un paro y falleció. La identidad del niño no ha sido divulgada públicamente; quienes lo conocían lo ubican como residente del reparto La Lima, a pocas cuadras del centro escolar.
En un contexto donde la población ha perdido la fe en el gobierno, las palabras de Díaz-Canel se perciben como más verborrea, una especie de consuelo artificial que no tiene relación con la realidad. Mientras el mandatario sigue insistiendo en la “resiliencia” del pueblo cubano, la gente sigue esperando respuestas reales y soluciones efectivas a problemas que no cesan de empeorar.
Eliminar los criaderos de mosquitos y a mejorar el saneamiento del entorno resulta insuficiente no solo en las provincias más afectadas con el Oropouche que son, Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Sancti Spíritus y el municipio especial Isla de la Juventud. No, en un país donde la falta de agua potable es sistemática y compleja, a la que se suma la escasez de productos de higiene, cualquier esfuerzo de prevención resulta extremadamente complicado; cuando menos, imposible de realizar.
A mediados de agosto, se confirmó el primer caso de fiebre del Oropouche en Canarias: un hombre de 49 años que desarrolló síntomas después de un viaje a Cuba.
La respuesta del gobierno cubano ante la presencia del Virus del Oropouche en Cuba ha sido criticada por su falta de transparencia y por la aparente subestimación del número de casos, lo que complica aún más la lucha contra esta enfermedad emergente en un país ya golpeado por múltiples crisis.
El CDC recomienda a todos los viajeros a Cuba que tomen medidas estrictas para prevenir las picaduras de insectos, como el uso de repelentes, ropa de manga larga y mosquiteros.
A pesar de ser Patrimonio Cultural de la Nación, las ediciones recientes del carnaval han sido muy criticadas por su mala organización y los elevados precios de la oferta gastronómica, que ahora está mayoritariamente en manos privadas.