La decisión de poner fin al contrato con el Miami Seaquarium subraya la creciente preocupación por la ética animal y refleja un cambio en la percepción pública hacia la conservación y el cuidado animal.
Activistas, incluida Valerie Howell, que había estado abogando por su liberación durante más de tres décadas, se reunieron para presentar sus respetos y dejar flores.