Como resultaría obvio en un caso como este, dada la tirantez entre los gobiernos de ambos países, Venezuela ha reaccionado con firmeza. A través de un comunicado oficial, la Cancillería venezolana calificó la medida como un “acto hostil cargado de cinismo, racismo y propaganda política”, acusando a Washington de utilizarla como una herramienta de “guerra psicológica y desinformación” dentro de una campaña de agresión permanente contra el país.
Los restos de dos estadounidenses, Shaeed Woodard y Zindell Brown, fueron encontrados muertos, y los otros dos, LaTavia Washington McGee y Eric Williams, resultaron heridos y regresaron a Estados Unidos para recibir tratamiento médico.