Esta no es una política de estímulo. Es una política de control. El Estado no le devuelve al productor lo que ha generado. Le da, si quiere, si puede, si le conviene políticamente. Lo hace bajo sus términos, sin equidad, sin libertad de mercado, sin competencia real. Y mientras más dependientes se mantengan los campesinos de ese sistema opaco, más fácil es someterlos a la lógica del favor y la deuda.
Cuba podría importar vehículos y baterías eléctricas de un fabricante boliviano, pese a la poca experiencia de ese país suramericano en la industria automovilística y el mercado de productos tecnológicos
Los nuevos planes de producción, que incluyen el ensamblaje de bicicletas mecánicas, elevarían el potencial estimado de ventas de la entidad hasta los 35 millones de dólares.
El nuevo modelo que se producirá en la planta, el crossover Moskvich-3, nada tiene que ver con los viejos e incómodos autos que aún transitan las calles cubanas y que estaban completamente extintos en la capital rusa.