El texto concluye que la campaña contra las brigadas médicas busca castigar a Cuba por su modelo social y por demostrar que la salud puede tratarse como un derecho humano y no como una mercancía. Frente a ello, afirma que la solidaridad médica cubana no debería ser objeto de difamación, sino un ejemplo a seguir.
El Gobierno de Bahamas canceló todos los contratos con profesionales de la salud cubanos tras filtrar un acuerdo que retenía hasta el 92 % de sus pagos.
En resumen, la presión internacional, liderada por EE.UU., está llevando a una revisión de los acuerdos laborales con Cuba en varios países. La transparencia en los contratos y el respeto a los derechos de los trabajadores son ahora temas centrales en el debate sobre las misiones médicas cubanas.
La controversia no se limita a Jamaica. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, también rechazó las acusaciones y afirmó que su país cumple con los estándares internacionales de trabajo. “Aquí no hay trata ni trabajo forzado. Les pagamos bien, tienen vacaciones, pueden entrar y salir del programa”, declaró Gonsalves, citado por The Guardian.
La controversia sobre las brigadas médicas cubanas no es nueva, pero en el Caribe la gratitud por su labor sigue siendo predominante. Líderes regionales han dejado claro que continuarán defendiendo su derecho a contratar personal cubano y que estas restricciones no alterarán la cooperación con La Habana.
La prensa oficial cubana no hizo mención al ataque a los trabajadores cubanos de la salud en ese país caribeño al reseñar el encuentro entre Gonsalves y Díaz-Canel sobre las expectativas de este foro.