La huelga de hambre y sed, iniciada hace doce días, fue una medida extrema de protesta contra una condena de 14 años por sedición, un castigo que Duannis y su familia consideran injusto por haber participado pacíficamente en el levantamiento popular del #11J.
Desde castigos con guitarras hasta amenazas de bala por una multa ridícula, estas dos historias parecen sacadas de una comedia de enredos. Sin embargo, ambas revelan el nivel de irracionalidad al que algunas personas pueden llegar cuando la frustración se convierte en violencia. En un día cualquiera en Miami, lo absurdo se convierte en noticia.
La decisión de "La tigreza hp" de no denunciar podría ser vista como un ejemplo de cómo la violencia se ha normalizado y cómo las víctimas son socialmente condicionadas para minimizar sus traumas.
A través de las redes sociales, movilizándose o simplemente desahógandose, cientos de cubanos dan muestra de su descontento y preocupación ante el auge de la violencia en la isla.
El caso de Sheila Pérez Castellano no es muy distinto al de otras mujeres que dentro de Cuba se cansaron de denunciar a sus parejas o ex parejas abusadoras y amenazantes, y que ante la inacción policial o las lexas medidas, terminaron siendo asesinadas a manos de estos.
Las imágenes del ataque se volvieron virales en las redes sociales, debido a la ferocidad mostrada por el jovencito, que mide 6,6 pies de estatura y pesa 270 libras. El ataque fue captado en video, que muestra a Brendan Depa tirando al suelo a Naydich y luego pisoteándola, pateándola y golpeándola.
Una abuelita hispana de 98 años, fue presuntamente abusada en el Centro de Rehabilitación Afton Oaks, en Texas, dice su familia.
La abuelita hispana regresó...