Según La Habana las excarcelaciones eran fruto de un acuerdo con el Vaticano, pero ayer no liberaron a nadie

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Desde que el régimen cubano anunció la excarcelación gradual de 553 presos el pasado martes, los hechos han demostrado que las promesas y los acuerdos proclamados con la Iglesia Católica no han tenido el seguimiento esperado. En palabras de Luz Escobar, periodista de Diario de Cuba, «desde la semana pasada han salido en total unos 170 presos políticos, pero este martes, ni uno más».

La suspensión coincide con el retorno de Cuba a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo por parte de Estados Unidos, una medida tomada el primer día de mandato del presidente Donald Trump.

Las cifras: promesas versus realidad

Según organizaciones de derechos humanos como Cubalex, Justicia 11J y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), el proceso de excarcelación había mostrado cierta dinámica en sus primeros días, alcanzando entre 150 y 170 liberaciones, principalmente de personas detenidas por su participación en las manifestaciones del 11 de julio de 2021. Sin embargo, al cierre del martes, ninguna organización reportó nuevas liberaciones.

El OCDH expresó su «gran preocupación» por la paralización y la posible cancelación del proceso. «El régimen cubano hizo referencia al espíritu del Año Jubilar de la Iglesia Católica al anunciar estas excarcelaciones. Ahora parece que la voluntad política se desvanece al ritmo de las decisiones externas», destacó la organización en sus redes sociales.

Transparencia cuestionada

Un aspecto recurrentemente criticado es la falta de transparencia del proceso. Ningún medio oficial ha publicado la lista de los beneficiados. La ONG Justicia 11J denunció que «las autoridades de la justicia cubana no están otorgando libertad inmediata e incondicional a los reclusos, sino que se trata de licencias extrapenales y libertades condicionales entregadas de manera paulatina». En algunos casos, las personas liberadas estaban ya en sus hogares bajo este régimen.

Activistas y familiares también han reclamado mayor claridad. «Cinco hijos, tres de ellos menores de edad… Si hay alguien que debería estar fuera de prisión, es Lizandra Góngora Espinosa», destacó Anamely Ramos, activista por los derechos humanos, aludiendo a los episodios de violencia y humillación que enfrenta Góngora en la cárcel.

¿Acuerdo con el Vaticano o moneda de cambio?

El anuncio inicial del régimen aseguraba que las excarcelaciones eran «soberanas» y respondían a un «espíritu unilateral» en coordinación con el Vaticano. Sin embargo, la coincidencia entre el inicio del proceso y la salida temporal de Cuba de la lista negra de Estados patrocinadores del terrorismo ha generado dudas sobre las verdaderas motivaciones.

Edel González Jiménez, abogado y exjuez, consideró en declaraciones a Diario de Cuba que el régimen «sigue aferrado al viejo esquema de usar a los presos como moneda de cambio». Además, recordó que calificar el proceso como «progresivo» permite al Gobierno mantener el control total del tiempo y las circunstancias de las liberaciones.

Impacto del retorno a la lista negra

El regreso de Cuba a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo fue decisivo. Desde ese momento, las excarcelaciones se detuvieron. Según Justicia 11J, «la falta de informes de liberaciones genera una gran alarma y confirma que el régimen utiliza estos procesos como estrategia de intercambio político».

En redes sociales, las críticas también se multiplicaron. «Se jodieron Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo. Trump debió haber esperado un par de semanas para que sacaran más presos», lamentó un internauta. Otros señalaron la crueldad de jugar con las esperanzas de los familiares.

Familias desesperadas

Las voces de los familiares se han alzado con fuerza. Greisy Oliva, esposa del manifestante Nadir Martín Perdomo, destacó el impacto en sus hijos: «Salet, de 15 años, y Samir, de cuatro, han sufrido demasiado por la ausencia de su papá. No merecen llorar más».

Otros, como Idelsys Pupo, madre de Willian Manuel Leyva Pupo, denunciaron la desesperación que genera la incertidumbre.

Un grito al que se unieron Wilber Aguilar Bravo y Aylín Sardiñas, también con seres queridos dentro de la cárcel, no liberados aún.

El futuro de las excarcelaciones

Aunque el abogado Edel González considera que el compromiso asumido con el Vaticano podría empujar al régimen a continuar con las liberaciones, también advierte sobre una posible «trampa». «No sueltan de un tirón, sino de manera progresiva, de acuerdo con las circunstancias. Puede que no excarcelen a más ningún preso político y que los restantes sean comunes».

Mientras tanto, la sociedad civil sigue reclamando justicia. La plataforma #Todos y organizaciones como el OCDH insisten en que «las excarcelaciones deben continuar sin excusas ni dilaciones». Sin embargo, a medida que el tiempo pasa, el descontento crece y la confianza en el cumplimiento de las promesas del régimen disminuye.

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