Mientras otros cubanos en Estados Unidos viven con el temor constante a ser deportados, Ovi —nombre artístico de Ovidio Crespo— prefiere tomarse el asunto con humor, lujo y un descaro muy propio del nuevo sonido que lo catapultó a la fama: los corridos tumbados. Desde sus redes sociales, el cantante de 29 años ha lanzado una provocación vestida de chiste, pero con un trasfondo muy real y millonario.
En un post reciente en Instagram, rodeado de autos de alta gama, relojes brillantes, fajos de billetes y mujeres despampanantes, Ovi dejó caer la frase que encendió las redes: “Si Trump me quiere deportar, le compro la Gold Card”. Se refería a la nueva propuesta lanzada por la administración Trump en febrero, que permite a extranjeros con capacidad de inversión de al menos 5 millones de dólares acceder a la residencia permanente.
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La publicación no tardó en hacerse viral. Comentarios como “Ese sí se vive la vida que todos queremos” o “Asere, compra la mía también” ilustran la fascinación que despierta Ovi entre sus fans: una mezcla de irreverencia, éxito económico y estilo callejero. ¿Se trata solo de una estrategia publicitaria para promocionar su nuevo tema?
El mensaje de Ovi llega justo un año después de que fuera detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Aunque se especuló entonces con una posible deportación, el artista fue liberado y no se han conocido más avances del caso.
Fichado por el sello Rancho Humilde y considerado uno de los pocos cubanos exitosos en un género dominado casi exclusivamente por mexicanos, Ovi ha sabido explotar el auge global de los corridos tumbados. En una era donde la música regional mexicana se ha vuelto transfronteriza —con artistas como Peso Pluma liderando rankings globales—, Ovi encontró en este ritmo una mina de oro. Ha colaborado con nombres como Anuel AA, Eladio Carrión y Natanael Cano, sin dejar de lado su herencia cubana a través de fusiones con trap, reparto y reguetón.
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¿Puede el dinero borrar el pasado legal de una celebridad? ¿Y hasta qué punto el talento convierte a una figura en “intocable” ante el sistema migratorio estadounidense? Son preguntas abiertas que rodean al fenómeno Ovi, quien parece tener muy claro que, en su caso, el pasaporte más seguro no está en un documento, sino en los millones que factura con cada beat.





