La historia que conmovió a Sancti Spíritus desde la noche del miércoles 17 de septiembre terminó con un abrazo. Tras horas de desvelo, llamadas y espera, “Mochi” —una perrita que había quedado atrapada en el cauce del río Yayabo— volvió con su familia y, según el relato de quienes presenciaron el momento, desbordó de alegría al escuchar la voz de su dueño.
El rescate, ejecutado al amanecer del jueves 18 por el Cuerpo de Bomberos espirituano, había sido anticipado la noche anterior, cuando los uniformados prometieron intervenir al romper el día para hacerlo con seguridad.
El operativo se activó luego de que vecinos reportaran los lamentos de la perrita en la zona de las Malanguetas, en el cauce del Yayabo, un punto conocido por su acceso difícil.
La Fundación ARCA difundió la alerta en redes a través de una serie de publicaciones.
Luego, tras el rescate, agradeció “a estos hombres valientes” por actuar con destreza y sin titubeos cuando se trata de un “angelito de cuatro patas”.
La crónica del caso fue recogida por la prensa digital, que precisó la secuencia: aviso nocturno, espera técnica y extracción segura en las primeras horas de la mañana, momento en el que la perrita, por instinto natural de supervivencia, hasta mordió a su rescatista, según un video que circuló en las redes.
Sin embargo, tras su rescate, la perrita se acurrucó en una esquina. Según ARCA, no había querido comer ni permitía que la tocaran desde que fue rescatada, pero…
El final feliz llegó poco después.
En una actualización reciente publicada por ARCA, la organización contó que un señor —vecino del Camino de las Cañas— llevaba desde el día anterior buscando incansablemente a su mascota y había contactado a una voluntaria. Cuando esta vio la foto de la perrita rescatada la reconoció de inmediato; ARCA gestionó el encuentro y la reacción de Mochi fue contundente: en cuanto escuchó a su dueño “cambió totalmente”. Esa misma noche, escribió la fundación, durmió “calentita junto a sus dueños”.
La publicación aprovechó para dejar una lección útil: no siempre un animal encontrado en la calle ha sido abandonado; a veces su familia no tiene redes sociales ni recursos para amplificar la búsqueda. Por eso, recomiendan resguardar temporalmente al animal y dar margen para que aparezcan sus dueños.
En palabras de ARCA, los animales “sufren mucho al estar alejados de sus dueños”, y el puente entre el extravío y el reencuentro suelen tenderlo la paciencia, la coordinación entre voluntarios y la respuesta de los servicios de emergencia.
