La periodista Nora Gámez Torres, corresponsal de El Nuevo Herald y Miami Herald, ha sido galardonada con el prestigioso premio Maria Moors Cabot que otorga la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, en reconocimiento a su trayectoria dedicada a cubrir la realidad cubana con profundidad, rigor y valentía. Gámez Torres se convierte así en la decimoséptima profesional de ambos medios en recibir esta distinción, considerada la más antigua en el ámbito del periodismo internacional y la más prestigiosa para la cobertura de América Latina y el Caribe.
Nacida en Cuba y residente en Estados Unidos, Gámez Torres se unió a El Nuevo Herald en 2014 tras una carrera académica que incluyó estudios en la Universidad de La Habana, la London School of Economics y un doctorado en Sociología por la City University of London. Desde entonces, se ha consolidado como una de las voces más autorizadas sobre Cuba dentro del periodismo estadounidense, a pesar de que no se le permite entrar a la isla desde hace nueve años, como reseña una nota de el Herald.
Sus reportajes han iluminado temas cruciales como las violaciones de derechos humanos, el colapso económico del país, la represión política y la relación entre Cuba y Estados Unidos. Entre sus exclusivas más destacadas se encuentran las revelaciones sobre el “Síndrome de La Habana”, la detención de un exembajador estadounidense por espionaje y el uso de fondos secretos por parte del conglomerado militar GAESA, investigaciones que la convirtieron en referencia tanto para la diáspora como para actores políticos en Washington.
El jurado del Cabot también resaltó su cobertura de las protestas del 11J y su mirada crítica tanto al régimen cubano como a políticas estadounidenses que afectan a los migrantes cubanos. “Nora encarna el espíritu del periodismo valiente”, expresó Alex Mena, editor ejecutivo de los Herald.
Gámez Torres compartirá el reconocimiento con otras tres periodistas galardonadas en 2025, en una edición histórica del premio que destaca íntegramente a mujeres.
Nora Gámez dentro de El Nuevo Herald
A fuerza de ser sinceros, hay que decir que no siempre lo que ha escrito Nora Gámez Torres ha calado bien dentro del exilio cubano. Y no ha sido por falta de rigor o de datos.
Aunque su compromiso con el periodismo riguroso no admite dudas, su estilo analítico, alejado de posiciones extremas o ideológicamente alineadas, ha generado incomodidades en ciertos sectores de la comunidad exiliada, especialmente entre quienes se han formado en un entorno político binario, marcado por décadas de totalitarismo y una narrativa única sobre Cuba. El mero hecho de criticar a políticos estadounidenses suele ser visto en no pocas ocasiones por el extremo opuesto, como «rasgos de debilididad ideológica», por usar un término «enseñado» en La Habana.
Sus reportajes sobre las deportaciones de cubanos durante la administración Trump, el papel de GAESA en el control de la economía cubana o el regreso parcial del capitalismo a la isla han sido leídos por algunos como “tibios” o insuficientemente confrontativos, sobre todo por parte del exilio más conservador, que en ocasiones cuando se escribe «gobierno» y no «régimen», «dictadura»; o «presidente» y no «dictador», se suele exasperar demasiado. Sin embargo, esas lecturas omiten que el periodismo de Gámez se apoya en datos, fuentes y documentos —no en consignas; y que por demás intenta seguir una línea editorial que exige cierto respeto al código del periodismo.
En Miami, la historia ha demostrado que incluso los matices pueden ser polémicos. Y aunque Gámez no ha protagonizado controversias mediáticas como otros colegas, su independencia editorial más que demostrada la ha expuesto a ciertas críticas. Tal vez porque, a diferencia de muchos discursos predominantes, su trabajo exige algo más que rabia o aplauso: exige pensar. Y eso, en ciertos círculos del condado Miami-Dade, aún incomoda.
De igual modo, también ha recibido felicitaciones de colegas cubanos por haberpuesto el dedo en una llaga que, es cierto, no a todos les interesa hurgar; y otros, ni siquiera exponer porque, sencillamente, no les interesa.
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