«Llevamos observando con cierta preocupación que las crónicas que llegan desde Cuba carecen, en muchas ocasiones de la objetividad que un corresponsal debe de tener», expresa en una parte la misiva a El País
Un artículo del corresponsal del diario El País en La Habana, Mauricio Vicent, que tal parece fue escrito por cualquiera de los redactores del diario oficialista y órgano del Partido Comunista de Cuba, Granma, despertó airadas críticas entre la oposición cubana y esta le ha enviado una carta al medio, quejándose acerca de lo escrito por Vicent.
La carta habría sido enviada a Pepa Bueno, nueva directora del diario español El País, por el Consejo para la Transición Democrática en Cuba, y aborda en síntesis lo dicho en más de una ocasión por decenas de cubanos, cientos se pudiera decir, conocedores del ejercicio periodístico, periodistas de oficio incluso, con relación al tema de «el compromiso» que parecen trazarse estos corresponsales a fin de quedar bien, no buscarse problemas con las autoridades de la isla, y seguir denunciando con pinzas la situación en la isla.
En el blanco de estas críticas han estado, en tan solo unos meses, Lorena Cantó, de la agencia española EFE; Patrick Opmann, de la cadena CNN; y «la peor de todos», Andrea Rodríguez, de la agencia Associated Press, a quien en Twitter la fustigaron duramente y acusaron de haberse «aplatanado» en la isla.
Ahora, quien enfrenta las críticas es Mauricio Vicent, a quien las autoridades cubanas por intermedio del Centro de Prensa Internacional le retiraron su acreditación como corresponsal de El País en la isla en el año 2011.
Mauricio, refiere 14ymedio volvió a La Habana siete años después, en el 2018, y según parece «reformado»; o al menos «mejor orientado» acerca de cómo se tiene que escribir cuando se vive en dictadura.
Lo cierto es que lo dicho por Vicent, en días pasados, parecía escrito por Oscar Sánchez Serra, subdirector del Granma. Y no digo Pedro de la Hoz o Iroel Sánchez porque ninguno de estos dos escribe como lo puede hacer y saber hacer Mauricio.
Claro, esa «similitud» en el estilo no podemos afirmar que sea ex profeso, pero el Consejo para la Transición Democrática en Cuba pudiera tener otra opinión al respecto.
En la misiva enviada a la directora del diario español El País, firmada por Manuel Cuesta Morúa y Elena Larrinaga sus autores arrojan señalamientos muy severos sobre el «nuevo estilo» de Mauricio Vicent, una vez recolocado en La Habana. Un «readecuación» que lo llevó incluso a titular su nota de esta manera: El gobierno cubano se da un baño de masas para reafirmarse tras las protestas. Si ese «baño de masas» no parece salido de los talleres del Poligráfico de Granma, que alguien lo explique.
De hecho, el Consejo para la Transición Democrática en Cuba quiere que El País les explique qué significa ese «se da un baño de masas» en el titular. Pero si fuera solo el titular…
Al menos los primeros díez párrafos del texto parecen salidos de la pluma de Sánchez Serra, o de cualquiera de los redactores de Granma en la época que allí comandaba el Coronel Frank Agüero.
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Una de las críticas, señala -más allá del estilo- que en la nota de Mauricio se habla de que en el acto convocado por el oficialismo en la isla no asistieron «decenas de miles de personas» como dijo Mauricio Vicent, sino apenas unas pocas personas (una imagen tomada desde las alturas muestra no más de 400).
«Esto, no refleja la realidad», dice el Consejo en su misiva.
«Llevamos observando con cierta preocupación que las crónicas que llegan desde Cuba carecen, en muchas ocasiones, de la objetividad que un corresponsal debe tener, lo cual compromete y resta credibilidad al periódico que usted dirige», lamenta además el texto.
«Durante años, ‘El País’ se ha obstinado en mantener como su principal informador en asuntos cubanos a Mauricio Vicent, mal disimulado apologeta del régimen cubano», expresa además la carta, que añade:
«El pueblo cubano está viviendo unos momentos extremadamente difíciles y consideramos de vital importancia el apoyo irrestricto a las justas demandas de libertad de la población», prosiguen. «Ciertos eufemismos pueden conducir a errores de apreciación que podrían repercutir muy negativamente en el discurrir de un legítimo proceso de cambio político en Cuba que reclama abiertamente la sociedad».
El País y Mauricio Vicent ya fueron «botados» de Cuba
De la aclaración sobre «el curriculum» de Vicent, y más que nada sobre su hoja de vida en La Habana, se desprende que el periodista español y corresponsal de El País «nunca había ocultado sus simpatías» con relación al gobierno de La Habana.
Pero… en el año 2011, explica 14ymedio, El País cambió su línea editorial y por tanto se precisó de él «un cambio en su estilo narrativo periodístico».
Fue entonces cuando «el hombre en La Habana» se volvió un tin más ácido y crítico – pero sí, demostró que se puede cambiar «todo lo que debe ser cambiado»- y las autoridades cubanas no demoraron en levantarlo en peso del edificio que ocupa la sede del Centro de Prensa Internacional (CPI), sito en 23 y O, en pleno Vedado.
La «Patria», a través de todos los medios y periodistas que controla, comenzó a dedicarle más que «crónicas y versos» a Mauricio, en inusitada campaña sin dudas salida del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, días previos a aquel, en que finalmente se le quitó su credencial para devolvérsela -sin perdón y bajo vigilancia estricta- en el 2018, luego de que El País adoptara «una línea más izquierdista», lo cual le granjeó al medio el regreso a la isla.
