En un giro esperanzador y emocionante, la pequeña Amanda Lemus Ortiz, una valiente niña cubana, muestra signos alentadores de recuperación tras enfrentar serios problemas de salud que obligaron a las autoridades de Salud en la isla a sacarla hacia España para ser operada.
A través de la activista Lara Crofs, quien ha compartido las actualizaciones del caso Amanda en su perfil de Facebook, hemos sido testigos de la lucha de esta pequeña guerrera y del amor incondicional de una comunidad que se ha volcado en apoyo a su causa, quienes han estado pendientes de su evolución cada segundo.
Según la última actualización, la niña ha mostrado una notable mejora en su estado de salud: muchos de sus parámetros están bien, la hipertensión se ha estabilizado y las complicaciones relacionadas con las bilis han disminuido significativamente, un avance impresionante si consideramos los desafiantes niveles con los que llegó a España.
La presencia del catéter en el riñón sigue siendo necesaria para el drenaje de la bilis, a pesar de las correcciones realizadas en la segunda cirugía. Sin embargo, el panorama es mucho más esperanzador, con un cuadro infeccioso que se presumía lógico, pero controlado, y un proceso de cicatrización que avanza sin contratiempos. La eliminación de la alimentación parenteral es otro indicativo de mejoría, permitiendo a Amanda nutrirse a través de sueroterapia.
El ánimo de Amanda es otro factor que ilumina esta historia de superación; su actividad y comunicación son claros signos de su recuperación. La expectativa de que pronto pueda prescindir del oxígeno suplementario, gracias a su capacidad para respirar por sí misma, añade otro capítulo de esperanza a su jornada hacia la sanación completa.
La comunidad, tanto en las redes sociales como fuera de ellas, ha respondido con una ola de mensajes positivos y deseos de pronta recuperación. Las palabras de apoyo reflejan el impacto que Amanda ha tenido en la vida de muchos en los últimos dos meses, quienes ven en su sonrisa y en su lucha, un símbolo de fortaleza y esperanza.
Todos comparten un sentimiento común: admiración por su valentía y deseos de que continúe superando cada obstáculo.
La historia de Amanda no es solo la crónica de una recuperación física, sino también el relato de una comunidad unida por el amor y la solidaridad hacia una niña que, con su luz, ha tocado el corazón de muchos.
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