El reguetonero cubano Abel Díaz, conocido artísticamente como El Chulo, ha vuelto a ser noticia tras revelar en sus redes sociales que fue víctima de un robo. Según contó, en la madrugada de este miércoles desapareció su Rolls-Royce, un vehículo de lujo que se convirtió en uno de los símbolos de su ascendente carrera en la música urbana.
La denuncia la hizo pública en sus historias de Instagram, donde lo siguen más de 1,1 millones de personas. Con una foto del automóvil, el intérprete de “Con la cintura” lanzó un mensaje directo a los responsables: “A la persona que se robó mi carro hoy en el horario de la madrugada, que lo disfrute mientras pueda. Ya está reportado como robado, voy a dar dos semanas para que aparezca. Si no aparece, voy a la Rolls-Royce y me compro otro”.
La reacción, fiel a su estilo irreverente, no pasó desapercibida. En lugar de mostrarse abatido, El Chulo decidió plantarse con seguridad y aprovechar la situación para reafirmar la imagen que viene proyectando en los últimos meses: la de un repartero convertido en millonario.
El robo ocurre en un momento de alta exposición mediática para el artista. En días recientes había compartido videos donde se autoproclamaba “millonario” y, en tono desafiante, aseguraba ser “el único repartero que es millonario”. En esas publicaciones presumía de autos, relojes de lujo y de ser propietario de al menos tres residencias en Miami, ciudad que se ha convertido en el escenario principal de su vida personal y profesional.
Pero la historia adquiere un matiz más íntimo cuando se recuerda que este Rolls-Royce no era un carro cualquiera, sino un regalo que el propio artista se hizo en abril de 2024 por su cumpleaños 34. En aquel entonces, lo celebró con un mensaje cargado de motivación: “El primer regalo de mi cumpleaños. Aunque es en junio, quise adelantarme, para eso se trabaja. Un sueño no se hace realidad con magia, requiere sudor, determinación y trabajo duro. Recuerden siempre que ningún soñador es pequeño y ningún sueño es demasiado grande”.
Ahora, ese sueño sobre ruedas ha desaparecido, y El Chulo no ha dudado en interpretar el hecho como un acto de envidia. “No se puede ser tan envidioso en la vida, trabajen ratas inmundas, no roben”, expresó en otra de sus historias, dejando claro que no piensa quedarse en silencio frente a lo ocurrido.
La desaparición del vehículo no solo es un golpe material, sino también simbólico. Para un artista que ha construido su imagen alrededor del éxito económico y la superación personal, perder el auto que consideraba un trofeo de su esfuerzo es un recordatorio de lo vulnerables que pueden ser incluso las figuras públicas más exitosas.
