En una desafortunada coincidencia de eventos que parece sacada de un guion de cine, Roberto Baggio, la leyenda del fútbol italiano, fue asaltado en su casa durante el partido de la Eurocopa 2024 entre Italia y España, según Il Corriere di Veneto. Y decimos que parece una desafortunada «coincidencia» porque parece ser que estos ladrones desconocían quién era a quién le estaban robando, tal y como el policía que arrestó a Justin Timberlake no sabía a quién estaba arrestando.
Puede incluso, no lo parece, que sí supieran quién vivía en la casa, y quisieran desquitarse del famoso penal fallado en la final del Mundial 94 contra Brasil. ¿Acaso alguien puede guardar rencor futbolístico 30 años después?
El incidente con Roberto Baggio ocurrió ayer jueves en Altavilla Vicentina, donde el ex astro italiano y su familia se encontraban viendo el encuentro de la Azurra vs la Roja. Un grupo de aproximadamente cinco criminales armados irrumpió en su domicilio, sometiéndolos y encerrándolos en una habitación mientras saqueaban la residencia.
Baggio, que intentó defenderse, resultó herido tras ser golpeado en la cabeza con la culata de un arma. Los ladrones se llevaron dinero, objetos personales y valiosas piezas de relojería, dejando tras de sí un rastro de caos y terror. El ex futbolista pudo eventualmente liberarse y contactar a los Carabinieri, quienes iniciaron una investigación recabando evidencias y grabaciones de CCTV.
Roberto Baggio es tal vez el fútbolista italiano más famoso en Cuba. Su estilo y coleta, y su fama futbolística llegaron a Cuba en los años 90, precisamente en el esplendor de su carrera, en el momento en que Italia se convirtió en el mayor emisor de turismo a la isla. El futbolista, es adorado en Cuba, pero que se sepa, jamás ha puesto un pie en Cuba.
Aquí en esta foto debajo, aparece junto a otras dos luminarias del fútbol, que jugaron en la Serie A, aunque no en su misma época: Javier Zanetti (argentino, a su derecha); Francesco Totti (italiano, a su derecha).
En un giro menos afortunado que el relatado en la canción de Joaquín Sabina, «Pacto entre caballeros», donde los ladrones devuelven lo robado al reconocer a la víctima, Baggio no tuvo tal suerte. En la narrativa de Sabina, su experiencia concluye con un acto de reconocimiento y respeto por su persona, algo que Baggio lamentablemente no experimentó.
Casos similares, aunque raros, han ocurrido en otras ocasiones. Por ejemplo, Bill Mason, un notorio ladrón de joyas, devolvió una medalla de oro olímpica robada a Johnny Weissmuller después de sentirse culpable por el acto. Su historia refleja un inusual remordimiento en el mundo del crimen que contrasta con la brutalidad del asalto a Baggio.