Un joven cubano que conduce para Uber en Austin, Texas, vivió un episodio de racismo que ha sacudido a la comunidad latina en redes sociales. El incidente, grabado y difundido por su esposa a través de TikTok, expone el trato hostil que aún sufren muchos migrantes hispanos que trabajan en servicios de transporte dentro de Estados Unidos.
El video —subido a la plataforma en varias partes— muestra a una pareja estadounidense abordando el vehículo junto a su hija. Desde el inicio, la joven intenta calmar el ambiente, consciente de la tensión que crece entre sus padres y el conductor. Sin embargo, los adultos insisten en hostigar al chofer con preguntas y comentarios ofensivos sobre su origen y su nivel de inglés.
“¿Cuánto tiempo llevas aquí que todavía no hablas inglés? ICE debería deportarlo a México”, dice la mujer, visiblemente alterada. Las palabras, captadas con claridad por la cámara del automóvil, reflejan un tono de desprecio que rápidamente se transforma en agresión verbal.
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La escena se prolonga durante varios minutos. El chofer, intentando mantener la calma, continúa conduciendo mientras recibe insultos y exigencias para que “vuelva a su país”. Aunque el joven no domina el inglés, comprendió el contenido xenófobo del ataque y decidió detener el auto. En ese momento, grabó un mensaje dirigido a las autoridades: “Estas personas me están ofendiendo y no se quieren bajar de mi carro, es mi carro”.
Según la denuncia publicada por su esposa, el cubano logró comunicarse con la policía de Austin, quienes le indicaron que permaneciera fuera del vehículo hasta que llegaran los agentes. No se conocen más detalles sobre las consecuencias legales para los agresores, pero la grabación ha generado una ola de indignación y solidaridad entre usuarios latinos.
En los comentarios de TikTok, muchos compatriotas y migrantes de otros países relataron experiencias similares, describiendo el miedo constante a ser humillados o discriminados mientras trabajan.
El caso del joven cubano ha tocado una fibra sensible en la diáspora. En un país donde el trabajo de aplicaciones se ha convertido en refugio económico para miles de inmigrantes, la barrera del idioma sigue siendo usada como excusa para la agresión. La historia también subraya cómo las redes sociales —en especial TikTok— se han convertido en herramientas de denuncia ante situaciones de racismo y abuso que antes quedaban silenciadas.





