Gloria Estefan: De el “llevo el pasaporte por si acaso” en El Hormiguero, a comparar el “crackdown” del ICE con Cuba, en The Daily Beast.
Gloria Estefan vuelve a estar en el platillo informativo y su mensaje se amplifica.
A mediados de mes fue noticia por su presentación en España. Momento ese en el que habló de «miedo por hablar el español» en Estados Unidos. Hace apenas unas horas, la pareja de su hija fue arrestada por violencia doméstica, justo en el momento en el que ella daba unas declaraciones que no caerán bien, para nada, en la comunidad cubana del exilio.
Según recoge el Daily Beast, Stefan comparó el actual endurecimiento migratorio en Estados Unidos con prácticas que conoció de niña bajo el castrismo y aseguró que hoy lleva siempre su pasaporte estadounidense encima “por si acaso”.
La artista reforzaba así, ahora, el miedo ya expresado cuando estuvo de gira por Madrid. En la entrevista citada por The Daily Beast, donde afirma que conoce casos de personas “con estatus legal” que fueron detenidas en redadas recientes. El matiz no es menor: la crítica no se centra en la existencia de una política migratoria, sino en la forma y los excesos de su aplicación, un terreno donde Estefan se coloca desde la experiencia de una diáspora que ha hecho del miedo una memoria y, también, una brújula; y donde otros migrantes como ella prefieren mirar hacia el lado de Donald Trump y guiñarle un ojo.
El País recogió primero el aviso: en su paso por El Hormiguero, Estefan confesó que “carga con el pasaporte por si acaso”, por si hablando español “alguien escucha y pasa algo”. Unos días después, en la Plaza de Colón, la cantante celebró la Hispanidad con un concierto gratuito que derivó en mensaje cívico: elogio del aporte migrante y una alusión incómoda para el marco político del evento. Fue coherente con lo que venía diciendo a medios latinos: apoya la emigración legal y organizada, pero denuncia tratos degradantes en operativos; escenas de mujeres “tiradas al suelo” frente a sus hijos que, dice, no había visto en seis décadas viviendo en EE. UU.
El nuevo ángulo lo aporta ahora The Daily Beast al subrayar la comparación directa: “algunas cosas” de la América de hoy le recuerdan a la Cuba de Fidel Castro.
No es un paralelo histórico, es una alarma ética. En tiempos de retórica maximalista, su relato aterriza en lo concreto: portar un documento, medir el volumen al hablar español, advertir a su familia. Para una figura que ayudó a construir la idea de Miami como capital emocional del exilio, la señal importa. Marca distancia de la política del miedo sin dejar de reconocer que hay leyes que cumplir; pone el foco en la administración de esas leyes y en los derechos que las limitan.
Que una voz pop de consenso cruce esa línea y hable de “libertades erosionadas” debería obligar a revisar métodos, protocolos y rendición de cuentas. Entre el símbolo y la anécdota, Estefan deja un parte meteorológico de época: la tormenta no es la migración, es cómo se la enfrenta.
