La Casa y Museo del Chocolate en La Habana Vieja ha decaído en sus servicios al público. A pesar de que las ofertas se cobran en moneda nacional, su menú se ha visto notablemente reducido en comparación con otros tiempos, cuando se podía degustar allí mismo de numerosas golosinas a base de cacao.
El muy demandado vaso de chocolate frío, junto con un escaso surtido de pastelitos es a penas la única oferta del famoso sitio en el que solían vender desde tasas de chocolate caliente, hasta bombones y figuras grandes o pequeñas elaboradas a partir de la mezcla de cacao realizada en ese mismo sitio, donde igualmente podía observarse algunos detalles del proceso de cocción.
Los cubanos de la capital e incluso los residentes en otras provincias del país acudían a la Casa del Chocolate seducidos por su notable prestigio, la singularidad de sus productos y hasta por el aroma que desprendían sus cocinas y alcanzaban hasta la calle San Ignacio, donde solían extenderse las largas colas para acceder al lugar.
Familias completas se agrupaban allí, los niños se desesperaban por entrar y elegir la figura de chocolate que más les gustara, mientras que otros las compraban para llevarlas de regalo o le echaban mano a una bolsa con muchos bombones para el día de los enamorados o algún cumpleaños.
A lo largo de muchos años, cuando en Cuba dominaba el ya desaparecido CUC, los productos de la Casa del Chocolate se ofertaban en esa moneda, pero en los tiempos que corren, a pesar de que el pago fue cambiado a la Moneda Nacional, y un chocolate frío cuesta 40 pesos, la calidad y variedad de los productos no puede compararse con la de hace unos años.
Sin embargo, la precariedad del lugar, según muestra reportaje de Cuba Noticias 360, no ha impedido que muchas personas lo continúen visitando. Aunque el nivel no sea el mismo, siempre va a ser mejor pagar un chocolate en esta Casa que en un paladar no estatal, donde por ejemplo, un batido similar podría superar los 250 pesos en la Cuba del colapso económico y la especulación, y donde cada vez más suelen venirse abajo muchos de los sitios más emblemáticos del casco histórico habanero.
Por suerte, lo que no ha perdido hasta ahora La Casa del Chocolate es su doble condición de Museo y con esto, la exhibición histórica permanente donde es posible apreciar los detalles en Cuba de un producto tan noble e internacional, así como las siembras de cacao que aún se mantienen en el oriente del país y que permiten que, aunque escaso, siga con vida el chocolate cubano.
