La semana pasada, Cuba se sacudió con la noticia de una estafa insólita en el Hospital Vladimir Ilich Lenin, en Holguín. Una mujer, identificada como Belkis Bauzá, fue detenida por hacerse pasar por enfermera para alquilar camas en la sala de partos a cambio de dinero.
Sin formación sanitaria ni vínculo con el sistema de salud, logró moverse entre pasillos y pacientes hasta que la denuncia pública —difundida por el perfil oficialista Cazador Cazado— encendió las alarmas.
El episodio provocó indignación y suspicacias: ¿cómo pudo una persona sin credenciales operar un negocio así dentro de una institución estatal? Algunos señalan posible complicidad interna; otros, la simple desidia que deja resquicios para este tipo de fraudes. En cualquier caso, el alcance de su actividad, aunque grave, se limitaba a la transacción ilegal por el uso de una cama, no a la prestación directa de servicios médicos.
Sin embargo, el propio hospital emitió luego un comunicado confirmando su arresto, la apertura de una investigación y «aclarando» que la mujer ni siquiera era enfermera.
En la Florida, sin embargo, un caso revelado apenas unos días antes mostró un nivel de intrusión mucho más peligroso.
El 6 de agosto, la Oficina del Sheriff del Condado de Flagler arrestó a Autumn Bardisa, de 29 años, acusada de hacerse pasar por enfermera con licencia y atender a más de 4.400 pacientes en el hospital AdventHealth Palm Coast Parkway, pese a no contar jamás con una licencia válida.
Las imágenes de su arresto se hicieron virales en Internet, entre otras cosas por la cara de asombro que mostró la susodicha, como si verdaderamente ella hubiese sido sorprendida injustamente.
La investigación, que se prolongó siete meses, reveló que Bardisa fue contratada en julio de 2023 como técnica avanzada de enfermería. Durante el proceso, presentó un número de licencia que pertenecía a otra enfermera con su mismo nombre de pila y justificó la discrepancia de apellidos alegando un matrimonio, del cual nunca mostró certificado. El engaño se destapó en enero de 2025, cuando era considerada para un ascenso y un colega verificó sus credenciales, descubriendo que solo tenía un certificado vencido como asistente de enfermería (CNA).
Entre junio de 2024 y enero de 2025, Bardisa practicó actos médicos sin autorización legal, usando incluso datos personales de una excompañera de estudios para sostener la farsa. Ahora enfrenta siete cargos por ejercer una profesión sanitaria sin licencia y otros siete por uso fraudulento de información personal, con una fianza de 70.000 dólares.
En Cuba, la impostora logró colarse hasta la maternidad para “alquilar” camas, pero no llegó a tocar un paciente. En Florida, la impostora no cobró por la cama… pero sí por lo que pasaba encima de ella. Moral de la historia: en cualquier lugar del mundo, lo peligroso no es solo la falta de control, sino quién se aprovecha de ella… y si te va a cobrar por acostarte o por levantarte.
