Luis Silva, el rostro más reconocido del humor televisivo cubano en los últimos veinte años, volvió a poner a medio mundo a especular sobre el futuro de Vivir del Cuento. El comediante, inseparable de su personaje Pánfilo, dejó entrever que el popular espacio podría tener una segunda vida, esta vez fuera de la Isla y con acento miamense.
No sería descabellado pensarlo: buena parte del elenco se encuentra ya establecida en Estados Unidos, mayormente en Miami. Allí residen Mario Sardiñas, recordado como Chequera; Wilber Gutiérrez, quien encarna a Heriberto Chacón; Andy Vázquez, el intransigente Facundo Correcto; Irela Bravo, la entrañable Cachita Caché; Omar Franco, en la piel de Ruperto; y Aleanys Jáuregui, conocida como Cary. Un equipo casi completo y dispuesto a juntarse de nuevo si se alinean los astros.
Las especulaciones cobraron fuerza esta semana gracias a un video publicado por Silva en redes sociales. En él, Pánfilo aparece envuelto en un sketch junto a Wilber Gutiérrez, retomando la eterna dinámica entre Pánfilo y Chacón en plena subasta de autos en Miami. El texto que acompañó la publicación sonó a guiño premeditado: “Mira quién se le aparece a Pánfilo. ¡Esto ya es el colmo!”, escribió Silva, reforzando con etiquetas el mensaje: #panfilo #vivirdelcuento.
La chispa no se apagó ahí. En los comentarios, Silva dejó caer otra indirecta: “Oye, ¡qué salación la mía, que se me aparezca este sangrón! Hay que buscar a Chequera para un buen empujón”. Sus seguidores lo interpretaron como un adelanto de futuras colaboraciones con Mario Sardiñas, lo que equivaldría a un mini-reencuentro del show en plataformas digitales.
El momento que terminó de calentar el debate llegó cuando un fanático comentó: “Un programa en USA, el pueblo lo pide”. La respuesta de Silva fue tan breve como contundente: “Estamos dándole cabeza a eso”. Cinco palabras que bastaron para reavivar la ilusión de miles de cubanos, tanto en la isla como en la diáspora, que aún extrañan la mezcla de sátira popular y humor criollo que convirtió a “Vivir del Cuento” en un fenómeno cultural.
El eco de esa nostalgia fue reforzado semanas atrás por Osvaldo Doimeadiós, actor recurrente en el espacio. Durante una entrevista, describió la cancelación del programa como un apagón gradual: “Fue un programa que se lo fueron llevando como la corriente eléctrica en Cuba: hoy es bloque uno, mañana bloque dos… y así lo fueron bajando, hasta que se acabó”. Según explicó, la decisión se tomó sin explicaciones oficiales, dejando a actores, guionistas y técnicos a mitad de camino, con episodios listos para grabar y presupuestos que nunca llegaron.
La pérdida todavía se siente. “Vivir del Cuento” era más que un simple programa: funcionaba como una válvula de escape en medio de la rutina, un espacio donde reírse de los absurdos cotidianos ayudaba a sobrellevar la realidad. Su desaparición cerró una puerta de golpe, sin aviso, y con ella se fue un pedazo de complicidad colectiva que pocos formatos han logrado replicar.
