En un giro sorprendente del destino – y este inicio no ha sido escrito con la inteligencia artificial – Khaman Maluach ha pasado de ser un niño refugiado en Uganda a convertirse en una de las sensaciones del Draft de la NBA.
En 2019, cuando solo tenía 13 años, Maluach caminaba en Kawempe —una humilde zona de Kampala, Uganda— lejos de cualquier cancha oficial. Fue entonces cuando una casualidad —un motociclista local notó su imponente altura y le sugirió que probara con el baloncesto— que cambió el rumbo de su vida.
Ese mismo año, Maluach tuvo la oportunidad de participar en un campamento de baloncesto llevado a cabo por el legendario Luol Deng, exjugador sudanés y estrella de la NBA. Su habilidad y progresión llamaron la atención, lo que lo llevó en 2021 al NBA Academy Africa en Senegal —un centro dedicado al desarrollo de jóvenes promesas atléticas africanas— donde continuó su formación con proyección profesional, segun detalla la propia NBA.
Su salto a lo grande se materializó en 2024, cuando ingresó a la élite del baloncesto universitario en Estados Unidos con Duke University. Su desempeño sorprendió: promedió 8.6 puntos, 6.6 rebotes y 1.3 tapones por partido, siendo nombrado al equipo All-Freshman de la ACC. A pesar de no brillar de cara al aro, su presencia defensiva, estructura física de 2,18 m y alcance de 2,95 m lo convirtieron en pilar infranqueable en la pintura .
El 26 de junio de 2025, en una noche histórica, Maluach fue seleccionado en el décimo lugar del Draft por los Houston Rockets, aunque sus derechos pasaron inmediatamente a los Phoenix Suns tras un intercambio relacionado con Kevin Durant, convirtiéndose así en el jugador africano mejor ubicado en el Draft y en el más alto exalumno del NBA Academy Africa en la historia.
Su historia resuena por varias razones: representa la capacidad de transformación del deporte, el poder de una casualidad que se convierte en oportunidad, y el testimonio de la resiliencia de un joven que comenzó en un refugio sudanés y hoy camina hacia la NBA. No es un caso aislado de talento: su paso por el BAL, las selecciones para Sudán del Sur en la Copa Mundial FIBA y en los Juegos Olímpicos de París también lo avalan.
Khaman Maluach quiere inspirar a toda una generación en África
Maluach, de solo 18 años, ya ha declarado que su objetivo trasciende lo deportivo: quiere inspirar a toda una generación africana, cambiar narrativas y demostrar que para algunos sueños, pese a un inicio adverso, «a veces está bien ser delusional».
Con contrato NBA en mano y un futuro prometedor, Maluach se suma al selecto grupo de sudaneses y africanos que han conquistado la gran liga. Pero lo más valioso de su trayectoria es la lección de vida: a veces todo comienza con una sugerencia al paso, y esa casualidad puede cambiarlo todo.
El video del momento en el que es anunciado su fichaje es más que emotivo: es una escena que condensa la fuerza de los sueños, el misterio de la fortuna y las sorpresas que la vida aún guarda incluso para quienes lo han perdido todo.
Ver a Khaman Maluach abrazar entre lágrimas a sus mentores mientras escucha su nombre en el Draft de la NBA no es solo la consagración de un atleta; es un recordatorio poderoso de que, incluso en los rincones más remotos del planeta, donde la esperanza parece un lujo y el futuro una palabra vacía, todavía pueden florecer milagros.
Si un niño refugiado en Uganda, sin otra certeza que su plato de comida diario, logró abrirse paso con su cuerpo, su talento y su voluntad, entonces hay espacio para la posibilidad. En el Cuerno de África, en India, en zonas rurales de China, en aldeas olvidadas donde no hay canchas ni focos, solo tierra seca y hambre, miles de niños como Khaman sueñan en silencio con una oportunidad. Y este fichaje no es solo suyo: es de ellos también. Porque lo extraordinario, a veces, empieza con que alguien pase en moto por tu camino y crea en ti.
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