Un paseo en mokoro —las canoas tradicionales del delta del Okavango— terminó en pánico cuando una elefanta con crías arremetió contra un grupo de turistas y volcó al menos dos embarcaciones en Botsuana. El incidente ocurrió el 27 de septiembre de 2025 y quedó grabado por los propios excursionistas; en los videos se ve al animal cargar sobre las canoas, hacerlas zozobrar y dejar a varias personas a merced del agua antes de retirarse con sus dos crías. No hubo fallecidos confirmados, señala IOL.
Según medios locales y regionales, la hembra reaccionó de forma defensiva al percibir demasiado cerca a sus crías y a varias canoas que avanzaban por un canal estrecho. Testigos relataron que una de las víctimas quedó brevemente sumergida mientras la elefanta la “husmeaba” con la trompa, escena que ha multiplicado la discusión sobre la distancia mínima segura en safaris acuáticos.
Las imágenes muestran, además, la pérdida de equipos personales —teléfonos y cámaras— durante el caos.
El Okavango, Patrimonio de la Humanidad, es uno de los mayores santuarios de vida salvaje del planeta y hogar de una de las poblaciones de elefantes más numerosas de África. La época de aguas altas concentra fauna y turistas en los mismos corredores, lo que eleva el riesgo de encuentros peligrosos si se subestima el espacio vital de una hembra con crías. Expertos citados en la cobertura subrayaron que una mala lectura de la distancia y del comportamiento del grupo de elefantes probablemente detonó la carga, indica por su parte Ndtv.
Autoridades y guías recomiendan reglas simples pero críticas: mantener siempre una vía de escape, nunca “encajonar” a los animales entre canoas, evitar acercarse a grupos con crías y seguir de forma estricta las indicaciones del guía principal para coordinar las embarcaciones en fila —no en abanico— y dejar que la corriente marque el ritmo. Aunque la navegación en mokoro es considerada una experiencia emblemática del delta, los operadores recuerdan que no es un parque temático: la tranquilidad aparente puede tornarse en segundos si un elefante interpreta la aproximación como amenaza.
El susto de este fin de semana reabrió, además, un debate más amplio sobre el turismo de naturaleza en el sur de África: hasta qué punto el aumento de visitantes presiona a la fauna, y cómo reforzar estándares de observación responsable para reducir episodios de estrés y de riesgo humano. Para los viajeros, la lección es clara: el video impresiona, pero también advierte. A pocos metros de una madre elefanta, la foto perfecta puede ser la peor decisión del día.





