En una isla donde el sol castiga, la electricidad escasea, el transporte se arrastra y la comida parece juego de adivinanzas, que junio se haya ido sin ciclones tropicales y sin huracanes, sobre todo estos últimos, es casi una noticia buena. Casi. Porque cuando vives en el filo del machete, cualquier alivio meteorológico se agradece… aunque no resuelva el precio del arroz.
Según reportó el periódico oficialista Sierra Maestra, este mes de junio de 2025 terminó sin que se desarrollara un solo evento ciclónico en la región del Atlántico y el Caribe, algo que no ocurría desde 2014. Un hecho inédito, en medio de una temporada que ha sido pronosticada como activa por los expertos. Técnicamente, la temporada de huracanes comenzó el 1ro de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre, pero que el mes inicial haya pasado sin tormentas tropicales ni huracanes en formación ha sido una especie de milagro… o al menos, un respiro.
En años recientes, los cubanos han sentido con fuerza la furia de la naturaleza. Basta recordar que en 2023 los huracanes Oscar y Rafael dejaron su firma de destrucción en varias provincias, con techos volando, cosechas perdidas y apagones que duraron más que una cola para el pollo, aunque no golpearon en el mes de junio. El país, sin infraestructura para resistir, pagó un precio alto en términos materiales y humanos. Y la recuperación, como de costumbre, sigue “en proceso”.
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Pero ahora, con junio acabado, meteorólogos coinciden en que el comportamiento inusualmente tranquilo del Atlántico se debe a la presencia de aire seco y condiciones desfavorables en la atmósfera superior, que han actuado como barrera para la formación de ciclones. Mientras tanto, el océano Pacífico está en plena ebullición.
Aun así, el Centro Nacional de Huracanes vigila una zona de baja presión al este-sureste de Bermuda, con apenas un 10% de probabilidades de desarrollo en las próximas 48 horas. De momento, se trata solo de una amenaza distante.
Eso no quita que, en medio del desastre permanente que vive el país, muchos se agarren de este dato meteorológico como si fuera un talismán. ¿Será que Dios aprieta, pero no ahoga? Tal vez. Pero Cuba sigue hundida en una tormenta más profunda: la de la escasez, la migración, la desesperanza y la ineficiencia crónica de un modelo que no resiste ni una brisa fuerte.
Por ahora, nada de Andrea, ni Barry, ni Chantal. La lista de tormentas para 2025 está intacta. Ojalá no tengamos que aprendernos esos nombres de memoria; mucho menos ese de «Humberto» (López), porque ya el de Wendy (Rojas) sí que nos trae buenos recuerdos.
La lista completa de nombres (se retoma la del 2019)
Andrea, Barry, Chantal, Dexter (que sustituirá a Dorian pues como indican las normas de la Organización Meteorológica Mundial, siempre se desechan los nombres de eventos que resultaron catastróficos), Erin, Fernand, Gabrielle, Humberto, Imelda, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Nestor, Olga, Pablo, Rebekah, Sebastien, Tanya, Van y Wendy.





