Desde el asiento de un Porsche convertible, bajo el sol de Miami, Daniela Reyes parece estar escribiendo un nuevo capítulo en su vida. La influencer cubana, una de las figuras más visibles del entretenimiento digital criollo, decidió darse un gusto sobre ruedas en medio de su proceso de transformación personal. Y aunque el momento quedó registrado en video como parte de una posible campaña publicitaria, el mensaje fue claro: está lista para empezar de nuevo.
“Estoy en una nueva etapa, quiero hacer un cambio. ¿Qué carro me recomiendas?”, le preguntó al dueño de un concesionario de autos de lujo en la ciudad del sol. Hasta ahora, Daniela conducía una SUV cómoda y segura, pero según explicó, ahora busca algo “más deportivo, más espontáneo, más llamativo”.
Entre modelos y sugerencias, la influencer encontró lo que buscaba: un Porsche convertible. “Ok, me gusta. Me veo en un Porsche”, dijo sonriente, dejando entrever que, más allá de la estética, la elección también responde a su deseo de proyectar independencia y renovación.
El gesto -elegir un carro nuevo justo después de una ruptura- no ha pasado desapercibido. Hace apenas unos días se confirmó el fin de su relación con Yomil Hidalgo, el popular reguetonero con quien compartió cuatro años de pareja, varias mudanzas y una historia mediática seguida por miles de cubanos dentro y fuera de la Isla.
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La distancia, al parecer, jugó su papel. Mientras Daniela se establecía en Miami, Yomil enfrentaba la negativa del consulado estadounidense en La Habana, que rechazó su solicitud de visa en tres ocasiones. Entre demoras, silencios y una vida por separado, el vínculo se fue enfriando hasta llegar a su final definitivo.
No es la primera vez que Daniela se muestra vulnerable en redes. Hace unos meses, habló abiertamente de lo sola y triste que se sentía en la ciudad, a pesar de los brillos y el ritmo frenético que Miami promete. Por eso, más allá de la intención comercial del video, muchos han visto en su decisión de cambiar de auto una metáfora perfecta del momento que vive: acelerar, avanzar, dejar atrás.
En una ciudad donde la imagen lo es casi todo, y donde los autos de lujo son tan comunes como los cafecitos cubanos en la 8th Street, la elección de un Porsche no solo es un símbolo de estatus, sino también una declaración emocional. Y Daniela, que ha sabido construir una comunidad leal en redes sociales, parece tener claro que a veces, para sanar, también hay que moverse… aunque sea a toda velocidad.
