Es difícil señalar cuál ha sido el peor año para Cuba durante las ultimas décadas entre tantas penurias que han existido y existen pero sin duda, este2025 pasará a la historia sino como uno de los peores como el peor año para los Cuba.
El contexto en que los cubanos terminarán el 2025 habla por si solo. Apagones interminables, alimentos a precios impagables, estragos de huracanes, miles de familias rotas por la migración, medicamentos que no existen y para colmo se ha desatado una epidemia que ha vestido de luto a no pocos cubanos que han perdido familiares o amigos a solo cinco años de la pandemia de Covid-19, que también cobró miles de victimas en Cuba.
El gobierno no divulga cifras oficiales de fallecidos por la arbovirosis en la que confluye el dengue, el chikunguña , el oropuche y virus respiratorios. Al menos eso es lo que se sabe aunque especialistas ponen en duda la versión ante el rápido crecimiento de esta epidemia en la isla.
Esa, a grandes rasgos, es la fotografía del país que llega a pedazos a fin de año. A todas luces no puede ser peor la situación aunque si hay algo que han aprendido los cubanos desde 1959 es quela situación siempre tiene margen para que se ponga más difícil, para que le apriete más el cuello y el bolsillo a los cubanos de a pie, porque a los otros, ya se sabe que la vida les sigue marchando viento en popa mientras disfrutan de sus privilegios políticos directamente proporcionales a los económicos.
No hay duda que en Cuba no se olvidará este 2025, ese año del que aseguró Miguel Diaz Canel que iba a ser mejor y que seguro volverá a afirmar en algún discurso de diciembre que el 2026 sí será el año definitivo para el despegue final, fiel a la retórica del PCC.
No obstante, los cubanos tratarán de terminar este fatídico año de la mejor forma posible y poner algún plato a la mesa acorde con el festejo para celebrar con la familia o con los amigos. También estarán los ancianos solos que posiblemente algún vecino le eche una mano para que en esos cercanos días sienta un poco menos la soledad y la nostalgia por los que se fueron para poder enviarle algún dinero o comida para que no sucumba ante el hambre y la necesidad que hoy reinan en los estratos más humildes de la sociedad cubana, que dicho sea de paso son los mayores.
