“Seguimos esperando que se nos abra alguna puerta”, ha destacado el cubanoamericano Carlos Yuniel Valle, a cargo de su hija de un año después de que su esposa y madre de la niña, Heydi Sánchez, fuera deportada a Cuba hace dos meses.
Sánchez se comunica con su hija, que vive en Tampa, Florida, en la casa que hasta hace poco era su hogar, desde la pantalla de su móvil cuando tiene cobertura por se encuentra ahora a las afueras de La Habana.
Según relató el medio noruego VG, a Sánchez le cuesta a veces captar la atención de su hija Kailyn, que tiene casi dieciocho meses. “Heydi canta la canción de ‘La Bamba’ que suelen cantar las dos, pero aún no logra hacer el contacto visual que tanto anhela”.
“Me quitaron a mi hija”, recalca Sánchez desde Cuba sobre algo que “pasó tan rápido” que “ni siquiera pude despedirme de ella”.
“Siempre tuve miedo de ser deportada. Estábamos tratando de poner mis papeles en orden”, recordó Sánchez sobre cómo sintió el peligro cuando recibió una llamada repentina del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en marzo, diciéndole que se presentara al día siguiente, semanas antes de la cita original.
Sánchez, de 44 años, llegó a Estados Unidos en 2019 y estudió para ser trabajadora de la salud. Luego conoció a Valle (40), quien es jardinero, se casó y, tras varios años intentándolo, logró salir embarazada mediante reproducción asistida.
Pese a que llevó a su hija y a un abogado a la reunión, ICE la detuvo y la trasladó a varios centros de deportación, sin que sus abogados pudieran encontrarla. Menos de 48 horas después, había sido devuelta a Cuba.
Si bien el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos niega que a Sánchez no se le haya dado la oportunidad de llevarse a su hija con ella, según un comunicado citado por CNN, ella ha insistido en que nunca le dieron la oportunidad de llevársela.
Su abogada, Claudia Cañizares, trabaja actualmente para que esta madre regrese a Estados Unidos por razones humanitarias, pero es algo que podría llevar años.
“Heydi no tiene antecedentes penales y no representa una amenaza para la seguridad pública. Es una madre amorosa y respetuosa de la ley, cuyo único deseo es regresar con su familia y seguir cuidando de su hija, que se encuentra en una situación de vulnerabilidad médica”, ha escrito la letrada al lanzar una recolección de firmas que apoye su petición.
Actualmente, la abuela de Kailyn, Mirla García (60), cuida de la pequeña mientras su padre trabaja.
De acuerdo con VG, la niña ha sufrido convulsiones y sospecha que pueda tener una enfermedad neurológica, como epilepsia.
Ahora le toman la temperatura con frecuencia, porque supuestamente fue la fiebre la que desencadenó la convulsión, remarcó su padre, que insiste en la necesidad de que la pequeña se reúna pronto con su madre.
