Cuando su hijo murió, esta mujer tomó una decisión para prevenir muertes similares por «problemas mentales»

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La experiencia de perder a un hijo cambió para siempre la vida de Judy Albelo, residente del sur de la Florida. Tony, quien falleció por suicidio en 2018 poco antes de cumplir 26 años, motivó a su madre a actuar para evitar que otras familias pasen por lo mismo. Así nació Tony’s Tribe, un programa enfocado en la prevención del suicidio y la promoción de la salud mental, inspirado en el legado de su hijo.

En Florida, los suicidios son un flagelo en aumento. En 2022, se registraron 3,445 suicidios, junto a casi 7,500 hospitalizaciones por autolesiones no fatales. La tasa ajustada de suicidios es de 14.1 por cada 100,000 habitantes, y ha mostrado un incremento sostenido en las últimas dos décadas, según datos obtenidos de Usafacts. Ese panorama reforzó el compromiso de Albelo con Tony’s Tribe: eliminar el estigma que rodea los problemas de salud mental y promover una cultura donde pedir ayuda sea un acto de fortaleza, no de debilidad.

“Las personas están muriendo porque no saben a dónde acudir, porque quienes las rodean no entienden lo que están viviendo”, afirmó Albelo, quien también subraya la resistencia que aún existe en las comunidades diversas del condado a hablar sobre el tema.

Suicidios recientes en Cuba: historias que estremecen

El tema es urgente también en Cuba, donde los suicidios siguen siendo una preocupación significativa. Aunque las tasas habían disminuido lentamente —de 14.61 por cada 100,000 personas en 2020 a 13.79 en 2021, según datos de Macrotrends.net— el impacto humano es igualmente devastador. La crisis actual destapa casi todas las semanas un caso, y son muchos más los que no se conocen.

En las redes sociales cada día aparecen casos de «despedidas», en las que no se detalla claramente de qué murió la persona, pero a juzgar por lo que se dice o comenta en la publicación es evidente o con seguridad de casi un ciento por ciento, que la persona se quitó la vida.

La pasada semana se conoció de la muerte de un joven en el Servicio Militar Obligatorio (ver acá la información sobre este caso Muere otro joven cubano en el Servicio Militar Obligatorio) y justo unas horas después, otros dos casos han estremecido a comunidades en distintos puntos de la isla.

En Villa Clara, la noticia de que una joven policía decidió quitarse la vida en la comunidad de El Yabú dejó una estela de dolor entre familiares, amigos y compañeros de trabajo. Versiones compartidas en redes indican que la tragedia ocurrió tras una fuerte discusión con su pareja. La mujer, descrita como alegre, decidida y con un carácter fuerte, había sido un apoyo constante para sus seres queridos. Una prima la recordó con palabras que condensan el desgarro: “Tú eras tan fuerte y tan decidida, tenías la fortaleza que pocos tenían, y aún así te fuiste sin avisar. Me dejaste un café pendiente y un vacío imposible de llenar”.

Su partida no solo enlutó a su familia, sino también a colegas del cuerpo policial, que la recordaron como una compañera leal y una profesional entregada. El impacto de su muerte, ocurrida en circunstancias que aún generan desconcierto entre allegados, se reflejó en decenas de mensajes de despedida y asombro en redes sociales, donde muchos coincidieron en que “nadie vio venir” su decisión.

Por otro lado, en el oriente del país, el fallecimiento de Leonel Díaz Denis también generó honda tristeza. Su amiga Yanella Cantero le dedicó un mensaje que se multiplicó en redes: “Tu partida ha dejado un inmenso vacío… si me hubieras dejado entrar en tu tormenta, tal vez hoy estarías aquí”.

Sus palabras reflejaron no solo el duelo íntimo, sino la impotencia de quienes sienten que, pese al cariño y la cercanía, nunca alcanzan a comprender del todo el peso que otros cargan en silencio.

Ambos casos, aunque distintos, comparten un mismo patrón: la fragilidad emocional, los conflictos no resueltos y la ausencia de un espacio seguro para hablar de dolor y desesperanza. En una sociedad como la cubana, donde la familia suele ser un núcleo de soporte fundamental, persiste el tabú en torno a la salud mental. La falta de mecanismos de acompañamiento y programas especializados profundiza esa vulnerabilidad, y deja como saldo pérdidas que estremecen a toda una comunidad.

Los datos y las historias coinciden: el dolor callado mata. En Florida, canales como la línea 988 de prevención de suicidio han salvado vidas mediante atención inmediata y gratuita. En Cuba, si bien existen servicios psiquiátricos y campañas esporádicas de prevención, la falta de estadísticas públicas actualizadas y el persistente silencio social limitan la eficacia de cualquier esfuerzo.

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