Palmerston North se despertó este 19 de agosto con una noticia amarga: Café Cuba, uno de los locales más emblemáticos de la ciudad, bajó sus puertas definitivamente tras entrar en liquidación. Lo confirmó el propio establecimiento en una publicación en Facebook donde agradecieron a la comunidad “los maravillosos años de risas, trabajo duro y memorias compartidas” antes de anunciar que “desde hoy cerramos para siempre”.
Durante más de dos décadas, Café Cuba no solo fue un espacio para tomar café o degustar un pastel, sino un verdadero punto de encuentro social. Generaciones de estudiantes, familias y trabajadores de la zona encontraron allí un segundo hogar. Algunos clientes recordaban en redes sociales que solían refugiarse en sus mesas después de clases o tras largas jornadas laborales; otros evocaban desayunos de domingo, celebraciones de cumpleaños e incluso historias de amor que comenzaron entre sus tazas y platos.
Entre los comentarios que inundaron la publicación destacaban las menciones al famoso silk cake, un postre convertido en insignia del lugar y cuya receta ahora muchos imploran que se comparta. “¿Quién hará nuestro pastel de seda ahora?”, lamentaba una usuaria, mientras otra pedía, con nostalgia, que al menos revelaran el secreto culinario. También hubo mensajes emotivos hacia Darlene Woodhead, considerada el “corazón y el rostro” del café, a quien los clientes agradecieron por su dedicación y hospitalidad a lo largo de los años.
La noticia no tardó en desatar también reproches. Algunos seguidores criticaron la gestión del negocio en su etapa final, recordando que en sus mejores tiempos Café Cuba llegó a ser uno de los mayores consumidores de café Supreme en el país y había ganado premios nacionales. “Todo lo que tenías que hacer era seguir la fórmula”, reclamaba un excliente, decepcionado por el desenlace.
Pese a las críticas aisladas, lo que predominó fue un sentimiento de duelo colectivo. “Es inimaginable que Palmerston North ya no tenga Café Cuba”, escribió una vecina. Otro resumió el sentir general: “Perdemos un ícono local, un lugar que marcó nuestra vida cotidiana”.
Aunque el capítulo de Café Cuba ha llegado a su fin, queda el recuerdo de un espacio que trascendió lo gastronómico para convertirse en parte del tejido cultural y emocional de Palmerston North. Y, como señalaron varios clientes, su huella permanecerá en cada conversación, en cada receta repetida en casa y en la memoria de quienes alguna vez se sintieron parte de esa gran familia.
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