Chapman llenó las bases de Yankees ayer, pero las limpió enseguidita, con dos ponches y un fly

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En el Bronx, la rivalidad escribió un capítulo con sabor a vendetta fría. Aroldis Chapman, ahora cerrador de Boston, subió al montículo en el noveno con ventaja de dos carreras y terminó metiéndose en el peor lío posible: tres sencillos consecutivos de Paul Goldschmidt, Aaron Judge y Cody Bellinger para llenar las bases sin outs.

Sin embargo, lo que siguió fue una secuencia quirúrgica: splitter para ponchar a Giancarlo Stanton, elevado corto de Jazz Chisholm Jr. que no permitió anotar, y un rectazo de 101 mph para cerrar a Trent Grisham. Salvamento consumado y triunfo 3-1 de los Red Sox en el Juego 1 de la serie del comodín de la Liga Americana, dice «fríamente» la agencia Reuters. La verdad es más drámatica que eso.

Lo que sucedió en el juego

Boston había volteado el marcador en el séptimo con un sencillo de dos carreras del emergente Masataka Yoshida ante Luke Weaver, después de que Max Fried dejara la loma con mínima ventaja. Antes, el zurdo Garrett Crochet dibujó una obra mayor: 7⅔ entradas, 11 ponches, 17 retirados en fila tras permitir un jonrón solitario de Anthony Volpe en el segundo inning. Fue el cimiento perfecto para que Chapman pusiera el candado, pese al sobresalto de última hora. Cuando abandonó la loma, las bases estaban limpias y fue momento de que una predicción suya se cumpliese.

Y es que horas antes, incluso antes de que el juego comenzara, el lanzador norteamericano había hecho una predicción durante la jornada de entrenamiento en el Yankee Stadium. El manager Alex Cora hablaba de dirigirse al bullpen, y Crochet le respondió con convicción: “Tomorrow you are going to make one call to the bullpen”, y cuando Cora sugirió “Maybe two?”, él replicó con seguridad: “No, no, no. One. It’s going to be straight to Chappy,” recoge Sportsnet.ca. Traducido al español: “Vas a llamar una sola vez al bullpen y es para traer a Chappy”. O sea, a Chapman.

Volvía entonces el holguinero al escenario de su antigua casa y cuando más le apretaban las exigencias fue él quien mantuvo la templanza y escribió una historia con sabor a ajuste de cuentas helado. Subió al montículo en el noveno con ventaja de dos carreras. Pero los Yankees le presionaron: Justin Goldschmidt, Aaron Judge y Cody Bellinger conectaron sencillos consecutivos, los dos últimos al primer lanzamiento; el segundo casi que con «el bate quemao», llenando las bases sin out.

Sin embargo, ante esa situación, bases llenas, el ex cerrador del Bronx no titubeó. Primero ponchó a Giancarlo Stanton, luego indujo a Jazz Chisholm Jr. a elevar al jardín derecho —que no permitió anotación— y finalmente ponchó también, pero con recta de 101 mph, a Trent Grisham. Fue su salvamento 11 en postemporada y final del juego.

Ese desenlace lleva innegable carga dramática y la escena tuvo un subtexto imposible de ignorar: Chapman quedó fuera del roster de postemporada de 2022 y su ciclo en Nueva York terminó de forma abrupta; en muy malos términos. Anoche, en su antigua casa, fue él quien mantuvo la calma y ejecutó un plan maestro cuando más dolía para los locales.

“La vendetta é un piatto che viene servito freddo”, dice el refrán, y el plato llegó a temperatura helada en el momento más ruidoso. Ahora, en su antigua casa, Chapman se convierte en verdugo de su ex equipo bajo máxima presión. Esa mezcla de revancha y profesionalismo le da al momento una resonancia simbólica adicional.

Para Nueva York, la derrota duele por la narrativa y por la forma. El plan parecía perfecto: Fried tiró como veterano en su debut de playoffs con el uniforme, y su equipo consiguió pegar primero. Pero el relevo cedió en la séptima y la novena no concretó pese a tener el juego en una bandeja. De hecho, la última oportunidad, 24 pitcheos viendo a Chapman, fue también una mirada al resto de la serie. El margen de error, sin embargo, ahora es mínimo: están obligados a ganar el Juego 2.

Boston, por su parte, se lleva lo esencial: ventaja 1-0 y la sensación de que su fórmula —salida dominante de Crochet, contacto oportuno de Yoshida, cierre de Chapman— funciona en territorio enemigo. Si algo dejó claro el noveno episodio es que al cubano todavía le alcanza el brazo y el temple para caminar sobre la cuerda floja y salir con sonrisa. Ayer llenó las bases. Y luego, con dos ponches y un fly, las vació.

Con esta participación, Chapman se convirtió en el jugador nacido en Cuba con más postemporadas de MLB, con sus participaciones en 2010, 2012, 2016, 2017, 2018, 2019, 2022, 2023 y 2025; y el primer – cubano – que participa en OCTUBRE con 5 diferentes franquicias en postemporada (CIN, CHC, NYY, TEX, BOS). El resto es historia pura.

Y si Ud. no vio lo que sucedió, aquí se los dejo completico.

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