El popular conductor de la televisión cubana Carlos Otero reveló en una entrevista reciente cómo fue que escapó de Cuba en el año 2007 y la mentira que tuvo que contar a las autoridades de la UNEAC para poder viajar junto a sus hijos menores.
“Me costó trabajo, cuando se me dio la oportunidad […] pedí unos meses para prepararme, porque yo sin mis hijos no me iba a ir, eso lo tenía clarísimo”, dijo en un episodio del pódcast “X mis tacones” de la actriz Zajaris Fernández.
Por aquel entonces, Otero viajaba con frecuencia a Canadá para conducir espectáculos y se le ocurrió que sería una buena idea nombrar a la madre de sus hijos como su productora y mánager personal. En ese momento “los dos ya teníamos visa de múltiples entradas a Canadá por 5 años”, explicó.
“Fui preparando el terreno poquito a poco, hasta que un día llegue a la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) y dije ‘Oye me quiero llevar a mis hijos para que vean la nieve, tienen una semana de receso escolar’. Ya estaba todo cuadrado del lado de acá; y me dijeron ‘Sí, no hay problema, tranquilo, vamos a hacerle el pasaporte a los niños’… Pero me aprueban a un solo niño, el otro no”, reveló.
A Carlos Otero no le quedó otra que dar un ultimátum final, o como él lo llamó “un bateo sabroso”. “Me fui para la UNEAC y les dije ‘Déjenme a mi niño aquí y cuando yo venga, renuncio a la televisión, renuncio al Ministerio de Cultura, cuando haya una asamblea de la UNEAC me voy a parar con un micrófono y voy a preguntar por qué otros pueden viajar con sus hijos y yo no, ¿porque no soy confiable?’ Y al otro día me llaman y me aprueban el pasaporte”, dijo.
“Todo sucedió muy rápido y muy bonito”, recordó el conductor de Sabadazo. El consulado canadiense le avisó que costearía los gastos de los pasaportes de sus hijos y, mientras grababa un especial de Fin de Año para la televisión cubana, recibió un SMS de su esposa: “Saca pasaje para cuatro […] me dieron hasta ganas de llorar”.
El problema es que ya sus pasaportes no contaban con entradas múltiples, o sea, era “ahora o nunca”. “Decido no salir por el Aeropuerto de La Habana, me voy por Varadero, que es más tranquilo. Pasajes 400 dólares por cuatro personas, una ganga”, relató.
“Nadie sabía nada. Hablé con un amigo mío español que tenía negocios en Cuba y no era comunista, y le dije que tenía un dinero escondido en Cuba, 45.000 dólares, cógelo y tú me lo mandas a una cuenta cuando yo esté en Canadá. Yo no viro más”
Después de pasar un susto con los agentes de la Aduana que le hicieron trasladarse primero al salón de protocolo, se dio cuenta de que se trataba de una mera formalidad. Y lo mejor vendría una vez en Canadá.
“Cuando fui a cruzar la frontera no había guardia canadiense, y fue vía libre, sin freno. Echamos 25 centavos cada uno para pasar, entré a Estados Unidos con un dólar”, dijo Otero. Cuando finalmente se encontraba bajo la bandera americana, se dirigió hacia sus hijos y les dijo: “Papá no vira para atrás”.
