Captan a Sandro Castro en una discoteca de Cancún

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El nieto del fallecido dictador cubano Fidel Castro, Sandro Castro, volvió a dar de qué hablar este fin de semana tras ser visto en un club nocturno de Cancún, México. Su breve escapada fue difundida por la cuenta Un Martí To Durako, generando especulaciones y comentarios entre quienes siguen con lupa cada paso del heredero más mediático del clan Castro.

Sandro, que acumula más de 137 mil seguidores en Instagram, se ha convertido en un personaje recurrente del debate digital cubano. Con un estilo provocador y un sentido del humor tan ácido como impredecible, su presencia en redes mezcla sarcasmo, parodias y un aire de excentricidad que no deja a nadie indiferente.

En sus publicaciones, aparece lo mismo disfrazado de monje que maquillado de gato o de vampiro, con una actitud que parece renegar —o al menos parodiar— el peso de su apellido. Sus videos, llenos de humor absurdo y referencias a la vida cotidiana en la Isla, dividen opiniones: mientras unos lo califican de “bufón digital”, otros lo acusan de reírse del sufrimiento de un pueblo que no puede costear ni una fracción de sus lujos.

No sería la primera vez que Sandro Castro viaja a México. En diciembre de 2024, fue captado comprando ropa en una tienda Zara. “Para Sandro Castro sí hay visa a México. Aquí en las imágenes puede verlo comprando en la tienda ZARA de Cancún. Mientras el pueblo grita de hambre y necesidad, la élite consigue VISA y DÓLARES, gracias a su discoteca EFE, la que no recibe la visita de los inspectores”, denunció en su momento el periodista Mario Vallejo.

Lea más: Sandro Castro concede su primera entrevista: “No me gusta la política, no es lo mío”

Uno de sus episodios públicos más conocidos quizás sea cuando, años atrás, se viralizó un video suyo al volante de un lujoso Mercedes-Benz, mientras presumía la potencia del motor. Esto fue interpretado como una falta de respeto al discurso de austeridad que su propio abuelo predicó durante décadas.

Tampoco se salvó de la controversia cuando, en plena pandemia, organizó una fiesta privada en La Habana. Entre amigos, bebidas y música alta, el nieto del líder revolucionario apareció celebrando sin reparos, justo cuando el país atravesaba su peor crisis sanitaria y las restricciones impedían a la mayoría de los ciudadanos siquiera reunirse en familia.

Ahora, desde su estancia en México, Sandro ha anunciado el estreno de su nuevo proyecto audiovisual: El Hoyo, una miniserie de tres capítulos donde interpreta a “El Vampirach”, un personaje delirante que decide vivir dentro de un hueco durante un trabajo voluntario en el campo. La producción, presentada como sátira, mezcla el absurdo con la crítica velada, reforzando el estilo de humor negro que ha hecho de él un fenómeno difícil de clasificar.

Entre el sarcasmo y el desenfado, Sandro Castro sigue alimentando una figura que combina irreverencia, provocación y un cierto placer por el escándalo. No hay gesto ni publicación suya que no se convierta en tema de debate, especialmente cuando su apellido sigue siendo sinónimo de poder y desigualdad en la Cuba actual.

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