Un reciente reportaje de la BBC ha abordado el preocupante aumento de la violencia, el crimen y las pandillas en Cuba, destacando que la situación se está «saliendo de control», según los residentes locales. Durante años, Cuba fue considerada una de las naciones más seguras del mundo, pero este escenario ha cambiado, especialmente con el surgimiento de problemas como las drogas y las disputas entre pandillas juveniles.
El reportaje de Will Grant cuenta la historia de Jan Franco, un joven de 19 años que fue asesinado en un aparente conflicto entre pandillas en La Habana.
Su hermana, Samantha González, relató su dolor al perder a su hermano y destacó que cada vez más jóvenes están perdiendo la vida en las calles debido a la violencia, señalando que las peleas ahora se resuelven con armas blancas, machetes e incluso armas de fuego. Samantha también mencionó el impacto de una nueva droga llamada «químico», que está ganando popularidad entre la juventud cubana y ha contribuido a la creciente criminalidad.
Aunque el gobierno cubano ha sido históricamente reticente a reconocer públicamente estos problemas, la creciente preocupación en la población ha obligado a las autoridades a abordar el tema. En agosto de 2024, un episodio del programa «Mesa Redonda» fue dedicado a la lucha contra las drogas, donde el coronel Juan Carlos Poey Guerra reconoció la existencia de «químico» y sus efectos en los jóvenes cubanos.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por minimizar la gravedad de la situación, alegando que solo el 9% de los crímenes en Cuba son violentos y que apenas el 3% son asesinatos, muchos cubanos cuestionan la transparencia de estas estadísticas. La falta de supervisión independiente sobre los métodos de recolección de datos ha generado escepticismo.
El gobierno cubano, por su parte, ha culpado al embargo de Estados Unidos y al acceso limitado a recursos como los responsables del aumento del crimen y las drogas. Maricela Sosa Ravelo, vicepresidenta del Tribunal Supremo de Cuba, aseguró a la BBC que la confianza de la población en las autoridades se mantiene intacta, y que la policía cubana sigue resolviendo la mayoría de los crímenes.
Sin embargo, algunas víctimas, como la activista transgénero Shyra, describen una experiencia distinta. Shyra relató cómo fue ignorada por la policía tras ser atacada en las calles de La Habana, lo que alimenta la percepción de una falta de respuesta eficaz por parte de las autoridades.
Este aumento de la criminalidad y el surgimiento de pandillas juveniles no solo están afectando la percepción pública de la seguridad en Cuba, sino que también están erosionando su imagen de ser una de las naciones más seguras del mundo; mantra que en buena medida se esparció por el mundo debido al cerco informativo existente en la isla donde los medios de comunicación están todos en manos del Estado y donde no había Internet.
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