El video grabado en un parqueo tras finalizar el concierto de Bebeshito terminó siendo más que un simple registro de euforia callejera.
Un video grabado por La Familia Cubana a la salida de un concierto de Bebeshito en Miami ha desatado un huracán de reacciones en redes sociales. Lo que para algunos fue una muestra de cubanía pura y disfrute sin filtros, para otros resultó un triste espectáculo de vulgaridad y descontrol que “exporta lo peor” de la isla.
En las imágenes, decenas de personas bailan, cantan y gritan en plena calle tras el show, en un ambiente que mezcla la euforia musical con el caos propio de una multitud que no quiere que la fiesta termine. Y ahí empezó la división.
Por un lado, hubo quienes defendieron el momento como un acto de libertad y autenticidad cultural. “De verdad que somos únicos en el mundo entero y dejen que la gente critique… somos auténticos”, comentó una usuaria, mientras otro celebraba: “Hacen bien en disfrutar en toda plenitud su libertad, el solo hecho de estar ahí vale mucho más que esos gritos de alegría… que Dios bendiga a todos los cubanos que viven fuera de este país”. Para este grupo, el bullicio no es más que una extensión natural de la energía que se vive en los conciertos y una manera legítima de celebrar la vida lejos de las restricciones de Cuba.
En el otro extremo, las críticas no se hicieron esperar. “Qué pena. Somos el hazmerreír del mundo”, escribió una cubana que sigue viviendo en la isla. Otra lamentó que “por esas personas de bajo nivel se juzgue a todos” y que, aunque reconoce que hay una gran mayoría así, también hay emigrados que saben comportarse. Otros comentarios fueron más duros: “La chusmería en todo su esplendor”, “Ridículo mundial” o “Así nos ven y así nos señalan”. Para estos críticos, lo que se proyecta en el video no es alegría, sino una imagen dañina que alimenta estereotipos negativos.
El debate se encendió aún más porque no se trató de un caso aislado: en la diáspora cubana, escenas así suelen aparecer en redes tras conciertos de reguetón o eventos masivos, y con frecuencia polarizan opiniones. Algunos ven en ellas una reafirmación de la identidad, otros, una señal de que “el barrio” no se ha quedado atrás, incluso a miles de kilómetros.
De los 352 comentarios recopilados sobre este video, la mayoría tuvo un tono claramente crítico, describiéndolo como una postal de “chusmería exportada” o como un “ridículo internacional” que proyecta una imagen negativa de los cubanos en el exterior. Un grupo menor lo defendió con entusiasmo, apelando a la autenticidad, la alegría y la libertad que sienten al vivir fuera de Cuba, mientras que otros optaron por la burla o la ironía, con referencias al “pan con bistec”, los apagones y las costumbres “importadas con visa” desde la isla.
En definitiva, el video de Bebeshito terminó siendo más que un simple registro de euforia callejera: se convirtió en un espejo incómodo de la diáspora cubana. Y como todo espejo, devuelve lo que tiene delante: si sales de fiesta y terminas bailando descalzo en plena calle con un cartón de cerveza en la mano, el reflejo no es un cuadro de Amelia Peláez… es más bien una postal de la esquina de tu barrio, con un toque internacional y código postal de Miami. Porque donde quiera que haya un cubano, siempre habrá música, ruido y, para bien o para mal, un vecino grabando.
tal vez quieras leer:Aymée Nuviola sobre concierto de Bebeshito: “Culturalmente, estamos hechos añicos”


















