Tener bien documentado tu activismo en Cuba puede ser decisivo en la Corte de Asilo, pero que continues haciéndolo una vez fuera es fundamental
En la Corte de Inmigración de El Paso, Texas, se ganó recientemente un caso de asilo que no solo significa alivio y esperanza para el solicitante, sino que también deja una lección crucial para muchos cubanos que llegan a Estados Unidos – y a otros países también – con la intención de obtener protección: no basta con haber sido opositor en Cuba, es indispensable saber explicarlo, demostrarlo, y continuar haciéndolo.
El caso fue llevado por la abogada cubanoamericana Liudmila A. Marcelo, quien compartió en sus redes sociales que, tras casi cuatro horas de interrogatorio y revisión de evidencias, la jueza determinó que aunque la persecución pasada sufrida por su cliente no alcanzaba el umbral requerido por la ley, su actividad política en redes sociales, combinada con la severidad del nuevo Código Penal cubano, sí constituía un riesgo real y concreto en caso de ser devuelto a la isla.
Juan Carlos –el cliente en cuestión– no solo presentó un historial amplio de publicaciones políticas en redes, sino que fue preparado rigurosamente para la audiencia.
“Salió airoso porque se ajustó a su declaración escrita y a la preparación previa que hicimos con él”, explicó la abogada.
Este detalle no es menor. Muchos cubanos llegan a suelo estadounidense con un pasado de activismo, disidencia o simplemente con marcas del castigo y la vigilancia constante en Cuba. Sin embargo, cuando se enfrentan a una audiencia de asilo, carecen de fechas claras, documentos organizados o una narrativa coherente que respalde su alegato.
Algunos incluso confían en que «el juez puede buscar en Internet» sus antecedentes, sin comprender que, en la Corte, la carga de la prueba recae en el solicitante, y que el juez no tiene por qué ni está dentro de sus funciones, agarrar un ordenador y googlear. De hecho, lo que se establece, es que los criterios de las personas en todas las cortes, no esté permeado por medios, declaraciones, entrevistas, artículos, sino todo lo contrario.
Otros, por razones personales o psicológicas, han preferido «desconectarse» de su pasado, minimizar lo vivido, como una forma de protección emocional. Pero en un proceso legal como el asilo político, ese silencio o esa falta de precisión puede resultar costoso.
Por eso, el caso de Juan Carlos es más que una victoria jurídica: es un ejemplo de cómo la preparación, la consistencia y la evidencia concreta pueden inclinar la balanza, incluso cuando la persecución pasada no cumple con los estándares legales más altos. En su caso, la amenaza que representa el nuevo Código Penal cubano –que penaliza de forma severa la libertad de expresión y el activismo digital– fue suficiente para sustentar el temor de persecución futura.
La lección es clara: si alguna vez tuviste un pasado de oposición, si fuiste señalado, detenido, vigilado o censurado, no lo borres ni lo minimices. Organiza tus pruebas, reconstruye tu historia con fechas y detalles, y busca asesoría legal para preparar tu testimonio. La verdad puede estar de tu lado, pero si no sabes presentarla, la Corte puede no verla.
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