Periodista oficialista defiende «la ironía, la sátira y la burla»

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Uno de los mayores exponentes del desacierto dentro del oficialismo, Arleen Rodríguez Derivet, argumentó ayer martes a favor de Lis Cuesta y sus desatinos «amorosos», y de «muy bajo costo», en Twitter, justificando así el comportamiento de la Primera Dama y dijo – sí, Arleen – que «la sátira es un recurso muy efectivo».

Hasta el momento, que se sepa, Arleen no es especialista en este género – el análisis, sin dudas, le hubiese quedado de maravillas hacerlo a Osvaldo Doimeadiós, Jorge Fernández Era, Ramón Fernández Larrea – y aunque sin dudas hay que coincidir con ellla en que «la sátira es un recurso muy efectivo», habría que ponerse a analizar si, los tuitazos de Lis Cuesta son «sátira», porque visto desde varios ángulos de vista, lucen «desatinos» y no otra cosa.

La oficialista Arleen Rodríguez Derivet llegó al paroxismo del periodismo servil – sin dudas el maestro Héctor Zumbado la catalogaría como descendiente del Hombre del Guatacón – cuando expresó, además, lo siguiente:

Ojalá estemos entrando a una fase nueva en nuestros modos de comunicar”.

¡No! ¡Eso nunca!, diría Enmanuel Lasker, ex campeón mundial de ajedrez si escuchase a la semper fidelis Arleen apoyar el desatino de Lis Cuesta en Twitter. Arleen, que luego, en el colmo de la manipulación, dijo que “la ironía, la sátira y hasta la burla a los adversarios, sin perder la sonrisa, es un recurso muy efectivo, del que han hecho uso de manera brillante los líderes de la Revolución a lo largo de la historia”.

Bien. Habría que precisarle a Arleen que, si algo hicieron los líderes de la Revolución, no a lo largo de la historia – ¿o sí? – sino desde el primer momento, fue suprimir, censurar, cancelar, cerrar, imprentas y diarios que, de modo tradicional y costumbrista engalanaban la prensa cubana colonial y neocolonial durante siglos.

La Revolución que ella defiende nos dejó sin Bobo, sin Liborio o sin Loquito. Nos privó de continuar leyendo la revista de sátira política Zig-Zag, que fue el primer medio que cerró Fidel Castro cuando triunfó la revolución cubana.

El último diario satírico, que cerró la Revolución que ella tanto defiende, fue El Lumpen, santiaguero.

Lo cerraron en el año 1968. Desde entonces e incluso desde antes, «la ironía, la sátira y hasta la burla a los adversarios, sin perder la sonrisa», siempre y cuando involucrase no ya a uno de los líderes de la Revolución, sino a un simple jefe o ministro, quedó censurada, perseguida y castigada.

Ni siquiera, por citar un ejemplo que confirma lo dicho, al oficialismo cubano le interesó investigar la paliza que le fue propinada al maestro de todos los ironícos, satíricos y burlescos cubanos, ya mencionado párrafos encima: Héctor Zumbado.

Pero, no vayamos tan lejos. Basta lo sucedido hace apenas muy poquito tiempo con el humorista cubano Andy Vázquez y su video de lo sucedido en Cuatro Caminos, para ilustrar lo mal que le cae a los dirigentes cubanos – vaya Ud. a saber quién en específico fue, en este caso, aunque se dice que fue el yerno de Raúl Castro,  Luis Alberto Rodríguez López-Callejas – cuando alguien usa «la ironía, la sátira y hasta la burla» y lo dicho o hecho, lacera el orgullo de los dirigentes cubanos.

Arleen, sin dudas, que sonríe apenas, muy poco, incluso en familia, podrá manipular a cuatro o cinco jóvenes o recién nacidos, poco avezados o nada estudiosos en este tema de «la ironía, la sátira, la burla y el choteo cubano», pero no quiénes desde el ejercicio de «la ironía, la sátira, la burla y el choteo cubano» llevamos años comunicando.

Tomo prestada, para cerrar, una idea que, hace 7 años, fue expresada por el periodista uruguayo radicado en Cuba Fernando Ravsberg.

La expresó a raiz del boom satírico, burlesco, chota e irónico que tuvo El Lumpen entre los cubanos de las dos orillas (La Habana y Miami) que a la primera, siempre le cayó como un batido de puntillas a las 3am y no precisamente poque no fuese «gracioso».

«La trascendencia de El Lumpen solo se explica por la falta de humor político entre los cubanos. Y no me refiero a burlarse del “enemigo” sino a ser capaces de satirizar sobre tirios y troyanos, a tener suficiente irreverencia como para poner en la picota pública a todos por igual. Hasta ahora el “humor político” consistía en hacer sátiras sobre Fidel Castro en Miami y burlarse de la congresista Iliana Ross en Cuba (…)».

Hay que corregirle a la maxilla immobilis de Arleen Rodríguez Derivet tantas imprecisiones y errores históricos culturales. Esa «turca», podrá metérsela a otros. Con muchos que peinamos ya canas o ni canas tenemos, pal faval… más respeto.

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