Miami vivirá una auténtica locura por Thanksgiving esta semana. Ya se siente en sus carreteras el traqueteo

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El arranque de la semana de Thanksgiving en Miami no ha dejado lugar a dudas: la ciudad se encamina a una auténtica prueba de estrés en el aire y en el asfalto.

En el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) las pantallas de salidas ya parecen el tablero de un gran hub mundial en pleno verano, mientras que en la Florida Turnpike, la I-95 y los accesos a la ciudad empiezan a notar ese aumento de vehículos que, según las autoridades, solo irá a peor conforme se acerque el jueves festivo y, sobre todo, el regreso del domingo. Y eso que los nenes no tienen que ir a la escuela, así que algunos padres no tienen que salir en sus autos; o los autobuses amarillos se quedaron parqueados.

Los números ayudan a entender el tamaño de la ola que se viene encima. A nivel nacional, la asociación automovilística AAA proyecta que 81,8 millones de personas recorrerán al menos 50 millas entre el martes y el lunes posterior a Thanksgiving, 1,6 millones más que el año pasado y un nuevo récord histórico. De ellos, la inmensa mayoría lo hará por carretera.

En Florida, el cálculo específico de AAA es de unos 4,65 millones de residentes moviéndose en estos días, con un auge particular del viaje por automóvil. El estado, además, figura entre los destinos más deseados del país para quienes buscan escapar del frío, con Miami en la lista corta de ciudades que concentran ese flujo adicional de turistas, recoge Axios.

En el caso concreto de Miami, el peso de esa avalancha se reparte de forma desigual: primero golpea el aeropuerto, después se desparrama por las vías rápidas que conectan el condado de Miami-Dade con el resto del estado. 836, Palmetto, I-95, Turnpike…

MIA llega a esta semana con la experiencia de años seguidos de récords y un pronóstico que vuelve a rozar el techo. El propio Departamento de Aviación de Miami-Dade calculó hace unos días que casi 1,9 millones de pasajeros pasarán por el aeropuerto durante el periodo de 12 días que cubre el “operativo Thanksgiving”, ligeramente por encima de los 1,86 millones del año pasado, reseña Local10 News.

Ese número quedó aún más inflado en las últimas horas por nuevas proyecciones. Según un reportaje de CBS Miami, el portavoz del aeropuerto Greg Chin explicó que, tomando como referencia el viernes anterior al festivo y el lunes posterior, MIA espera estar “cerca de los dos millones de viajeros” solo en esa franja, lo que confirmaría la temporada más concurrida del año para la terminal.

El ambiente que describen los propios pasajeros es de prisa constante, pero sin el caos que muchos temían tras semanas marcadas por el largo cierre del gobierno federal y los recortes de vuelos ordenados por la Administración Federal de Aviación (FAA) en 40 grandes aeropuertos del país.

Para intentar que la experiencia no se convierta en un infierno, MIA ha estrenado esta semana nueva tecnología en sus filtros de seguridad: escáneres de rayos X en 3D que permiten a los agentes “rotar” virtualmente el contenido de los equipajes y desarmar las imágenes capa por capa, agilizando la revisión sin sacrificar detalle.

La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), por su parte, se prepara para su propio récord: voceros de la agencia dijeron a Local 10 News que solo en MIA esperan revisar unos 640.000 pasajeros entre un lunes y el lunes siguiente, lo que da una idea del ritmo de gente que atravesará los controles.

Mientras tanto, las autopistas comienzan a mostrar el otro lado de la ecuación.

La misma AAA, en conjunto con la firma de datos de movilidad INRIX, advierte que las peores horas para conducir antes del jueves serán las tardes del martes y el miércoles, con picos de congestión entre el mediodía y las nueve de la noche.

El domingo posterior a Thanksgiving, cuando todo el mundo regresa a casa, se perfila como un día de tráfico pesado prácticamente de sol a sol. Las recomendaciones son previsibles pero contundentes: salir temprano por la mañana, evitar las horas centrales y tener claro que, aun así, habrá retenciones, desvíos por obras, choques menores y la amenaza siempre presente del mal tiempo en otras partes del país que se traduce en más nervios al volante.

En Florida, con unos 4,2 millones de automovilistas calculados solo para este puente, las autoridades estatales anticipan más patrullas en las vías troncales y refuerzos específicos en jornadas clave como el martes, el miércoles y el propio domingo, destaca Spectrum News 13. Aunque buena parte de los atascos se concentran en zonas metropolitanas como Tampa y Orlando, la experiencia de años anteriores indica que los accesos a Miami, los tramos urbanos de la I-95 y los nudos de la Palmetto Expressway (SR-826) y la Dolphin (SR-836) también se convierten en cuellos de botella cuando coinciden visitantes, residentes que salen de la ciudad y repartidores tratando de cumplir rutas imposibles.

El contexto general tampoco ayuda a la calma. El prolongado cierre del gobierno federal, que llevó a la FAA a reducir en un 10% el tráfico aéreo en los aeropuertos más congestionados, provocó que miles de viajeros reconsideraran sus planes de vuelo, una tendencia que ya recogían medios como WSVN con testimonios de usuarios que dudaban si confiar en que “todo estaría normal” a tiempo para las fiestas.

Muchos de ellos han optado por soluciones de último minuto: rutas por carretera a Orlando o Tampa, cambios hacia trenes y autobuses o incluso planes híbridos que combinan un vuelo hasta Florida con varios cientos de millas en auto de alquiler. Todo eso engorda las cifras de vehículos circulando esta semana por las autopistas del estado.

Más allá del atasco y la pérdida de tiempo, hay un elemento de riesgo que cada año preocupa más a los expertos en seguridad vial. Estudios recientes basados en datos de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) muestran que Thanksgiving es una de las festividades más peligrosas para conducir en Estados Unidos, no solo por el volumen de desplazamientos, sino por el tipo de comportamientos que se disparan: el exceso de velocidad, la mezcla de alcohol y volante y la fatiga tras largas horas de viaje. Cálculos difundidos esta semana por TruckInfo.net indican que alrededor del 36% de las muertes en carretera durante este periodo están relacionadas con la velocidad. En paralelo, las cifras de fatalidades en estas fechas, lejos de bajar, han subido casi un 40% respecto al punto más bajo de los últimos veinte años.

En Miami, esa advertencia se traduce en un mensaje insistente de la Patrulla de Carreteras de Florida y de las propias autoridades locales: no confiarse porque “ya uno conoce la ruta”, evitar el consumo de alcohol si se va a conducir, programar descansos en viajes largos y, en lo posible, planificar las salidas para horas de menor densidad. Los dispositivos de control de velocidad y de alcoholemia tienden a multiplicarse en corredores clave como la Turnpike y la I-95 durante el fin de semana largo, un recordatorio de que la fiesta puede terminar en tragedia en cuestión de segundos.

Mientras los expertos afilan pronósticos y consejos, la imagen que deja ya este arranque de semana en Miami se parece mucho a la de un ensayo general de lo que viene. En MIA, el mapa interactivo de FlightAware situaba tanto a este aeropuerto como al vecino Fort Lauderdale-Hollywood (FLL) entre los más afectados del país en retrasos y cancelaciones ya desde el martes, ocupando el puesto 15 en su llamado “Misery Map”. En tierra, quienes han decidido adelantarse a las peores horas cuentan otra versión de la misma historia: tráfico “pesado pero llevadero” el lunes, tiempos de viaje algo más largos hacia Broward y el interior del estado y mucha gente cargando maletas, neveras y niños en los arcenes de las gasolineras.

Todo apunta a que, a medida que avance la semana, esa sensación de “movimiento constante” irá mutando en la locura completa prometida por las proyecciones. La FAA anticipa que este será el periodo de viajes de Thanksgiving más intenso en quince años para la aviación comercial, con el martes como jornada de mayor concentración de pasajeros en todo el país, señala Reuters. AAA, por su parte, insiste en que el récord de 81,8 millones de viajeros no es solo una cifra llamativa, sino un aviso de que el sistema —aeropuertos, carreteras, servicios de emergencia— funcionará al límite de su capacidad.

En la práctica, eso significa que Miami vivirá durante varios días una ciudad partida en dos ritmos: el de quienes buscan desconectar con pavo y fútbol americano y el de quienes tratan de llegar a tiempo a su vuelo, a su cena familiar o simplemente de volver a casa después de un fin de semana demasiado corto. En el cielo, aviones despegando y aterrizando sin descanso; en las carreteras, filas de coches bajo el sol, avanzando a golpes de freno. La locura de Thanksgiving ya empezó a sentirse en las pistas y en las autopistas de Miami. Y todavía falta lo peor.

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