Cubana «tocona» en Santiago de Cuba logra estrechar la mano de Canel y de Marrero (+ video)

Havana
algo de nubes
23.2 ° C
23.2 °
23.1 °
94 %
0.5kmh
20 %
Vie
29 °
Sáb
29 °
Dom
30 °
Lun
27 °
Mar
23 °

En Santiago de Cuba la escena parecía sacada de otro país, pero no precisamente de uno mejor. Bajo un sol que rajaba las piedras, una mujer esperaba, como muchas, en una esquina, el paso y llegada de la comitiva oficial: una decena de autos Hyundai modernos y dos guaguas de turismo, aire acondicionado garantizado, escoltando la llamada “visita gubernamental” de Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero para “evaluar los daños” de la tormenta Melissa en el Oriente del país. Evaluar, no reparar; mirar, no entregar; prometer, no cumplir. El libreto de siempre.

La señora, convertida en protagonista involuntaria del día, llevaba rato achicharrándose bajo el sol. Y cuando al fin apareció el primer mandatario, la mujer rompió en gritos de «¡Qué bello!» y «¡Qué lindo!», saltos y aspavientos para lograr lo que en Cuba parece haberse vuelto una especie de milagro revolucionario: tocar al jefe.

No se conformó con Díaz-Canel. Después hizo lo mismo con el primer ministro, de quien dijo «¡Qué hermoso!», luego de lograr estrechar su mano acicalada y con unas uñas muy bien cuidadas, de acrílico presuntamente, la del Primer Ministro, al tiempo que gritaba: «Uyyyyyyyyyyyy», como si fuera un suspiro que llevaba conteniendo por largo tiempo.

Extendió ella la mano con devoción, los rozó, se aferró a esos segundos de contacto como si delante tuviera a Katy Perry, Taylor Swift o Michael Jackson, y no a los dos hombres que encabezan el país que la obliga a estar ahí, en la esquina, pasando trabajo.

Un guardaespaldas intentó frenarla, y ella, apurada, le aclaró que no iba a hacerles nada, que solo quería tocarlos. De ahí el mote que ya justifica el titular: la cubana “tocona” de Santiago.

Las imágenes duelen menos por el ridículo ajeno que por lo que revelan. Mientras miles de familias en Oriente siguen entre escombros, sin techos ni colchones ni idea de cuándo llegará algo concreto, la llamada “visita gubernamental” se limita a pasear en caravana, reunirse con “el pueblo” cuidadosamente seleccionado y repetir la consigna de que nadie quedará desamparado.

En ese contexto, la cara de cumpleaños de la mujer cuando consigue agarrarle la mano a sus líderes es un retrato brutal de la manipulación y del desamparo en toda la extensión de la palabra. Desde no tener nada en casa a no tener nada «en el techo».

Y eso para no hablar de «la competencia». Otra señora, a juzgar por la voz, algo más vetusta, que asegura que «todo está bueno», y se atreve a decirle a Canel que lo que ellos necesitan es «respuestas, soluciones y un buen trabajo» – ¿con qué cuenta la cucaracha? – al tiempo que es vitoreada y ella, para responderle al respetable encabeza el coro: «Pa lo que sea…, Pa lo que sea…».

Hay que estar muy golpeado por la propaganda para encontrar éxtasis en tocar a quienes llevan años administrando la miseria. La escena, más que anécdota pintoresca, funciona como síntoma: mientras la realidad se cae a pedazos, al poder le basta con repartir apretones de mano, promesas huecas, sonrisitas y una puesta en escena donde todavía hay quien se emociona por tocar la nada.

¿Quieres reportar algo?

Envía tu información a: [email protected]

Lo más leído

Quizás te interese

Envíos a CUBA desde → $1.79 x LBENVÍA AQUÍ
+